8 de diciembre de 2012
INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA
SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
Lecturas:
Génesis 3,
9-15.20 / Salmo 97, 1-4 Canten
al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas / Efesios 1, 3-6. 11-12
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 26-38
En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado
por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba
comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José.
El nombre de la virgen era María.
El Ángel entró en su casa y la saludó,
diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Al oír estas palabras, ella quedó
desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Ángel le dijo: «No temas, María,
porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás
por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor
Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para
siempre y su reino no tendrá fin.»
María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si
yo no tengo relaciones con ningún hombre?»
El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo
descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso
el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel
concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se
encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios.»
María dijo entonces: «Yo soy la servidora del
Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho.»
Y el Ángel se alejó.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Dios, que nos ha elegido en Cristo «antes
de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia,
por el amor» (2L), indudablemente escogió a María para una bellísima y delicada
misión: dar a luz al que «aplastará la cabeza» de la tentadora y engañadora
(1L) y luego protegerlo y acompañarlo en su crecimiento, como lo hace toda
madre, con ese imprescindible aporte, el niño «será grande y será llamado Hijo
del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre
la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin».
De esa manera «El Señor manifestó su
victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones: se acordó de su amor y
su fidelidad en favor del pueblo de Israel» (Sal).
Y todo esto fue posible, gracias a esta
mujer, que se declara «la servidora del Señor».
Esperando tu nueva venida y al recordar
la anterior, te damos gracias por la forma maravillosa como vas tejiendo los
acontecimientos de manera que suceda lo que es mejor para la humanidad. Por eso
y todas las otras grandes cosas que has hecho por nosotros. Gracias, Señor.
Ven pronto,
Señor de la Paz, el Amor y la Alegría,
Miguel.
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