7 de diciembre de 2012
Viernes de la Primera Semana de Adviento
Lecturas:
Isaías 29, 17-24 / Salmo 26, 1. 4. 13-14 El Señor es mi luz y mi salvación.
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 9, 27-31
Cuando Jesús se fue, lo siguieron dos ciegos, gritando: «Ten piedad de nosotros, Hijo de David.»
Al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron, y él les preguntó: «¿Creen que yo puedo hacer lo que me piden?»
Ellos le respondieron: «Sí, Señor.»
Jesús les tocó los ojos, diciendo: «Que suceda como ustedes han creído.» Y se les abrieron sus ojos.
Entonces Jesús los conminó: «¡Cuidado! Que nadie lo sepa.»
Pero ellos, apenas salieron, difundieron su fama por toda aquella región.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Este Adviento el Señor nos recuerda que nos quiere «libres de tinieblas y oscuridad» (1L), porque Él mismo es nuestra luz y nuestra salvación (Sal). Por eso, debemos pedir que se abran nuestros ojos.
¿Cuáles son las situaciones poco claras o directamente tenebrosas que nos aprisionan hoy?
Recientemente un centro de estudios de una Universidad chilena dio a conocer su “Índice de Solidaridad Global”, basado en distintos parámetros que se miden en una encuesta realizada en distintas ciudades del país. El resultado: 3,36 sobre un máximo posible de 10. Si le sumamos a eso que, dependiendo de los cálculos, al menos hay 2 millones y medios de pobres en Chile y, además, somos una de las naciones con mayor nivel de desigualdad del mundo.
¿Qué hace un cristiano frente a datos tan elocuentes? ¿qué haría Cristo en nuestro lugar? ¿se haría el desentendido? ¿se quedaría de brazos cruzados? ¿pretendería que eso no tiene nada que ver con la fe?.
No hay peor ciego que el que no quiere ver; no hay peor cristiano que quien no quiere ver el sufrimiento de sus hermanos.
Danos tu mirada, Señor. Tu mirada compasiva con los dolores de los demás; tu mirada acogedora con quien padece aflicción moral; tu mirada amorosa con quien es despreciado. «Ten piedad de nosotros, Hijo de David.»
Ven pronto, Señor de la Paz, el Amor y la Alegría,
Miguel.
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