Pertenecemos a la Parroquia Santo Cura de Ars, atendida pastoralmente por la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (Dehonianos).

Nos ubicas en Pirámide 565, paradero 11 ½ de Santa Rosa. Comuna de San Miguel, Santiago de Chile.
Nuestras actividades se despliegan durante la semana; nuestra celebración dominical es a las 10:15. Bienvenid@s.





ATENCIÓN

A contar del 1 de Enero de 2013 las Meditaciones diarias del evangelio se encuentran en: http://pazamoryalegria.blogspot.com/

miércoles, 31 de octubre de 2012

Se salvarán cuantos se atrevan a pasar por la puerta estrecha



31 de octubre de 2012
Miércoles de la Trigésima Semana Durante el Año

Lecturas:
Efesios 6, 1-9 / Salmo 144, 10-14 El Señor es fiel en todas sus palabras.

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     13, 22-30
Jesús iba enseñando por las ciudades y pueblos, mientras se dirigía a Jerusalén. Una persona le preguntó: «Señor, ¿es verdad que son pocos los que se salvan?»
El respondió: «Traten de entrar por la puerta estrecha, porque les aseguro que muchos querrán entrar y no lo conseguirán. En cuanto el dueño de casa se levante y cierre la puerta, ustedes, desde afuera, se pondrán a golpear la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos." Y él les responderá: "No sé de dónde son ustedes."
Entonces comenzarán a decir: "Hemos comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas." Pero él les dirá: "No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!"
Allí habrá llantos y rechinar de dientes, cuando vean a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, y ustedes sean arrojados afuera. Y vendrán muchos de Oriente y de Occidente, del Norte y del Sur, a ocupar su lugar en el banquete del Reino de Dios.
Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos.»
Palabra del Señor.

MEDITACION
«Mientras se dirigía a Jerusalén», es decir, en camino a su entrega total y final absolutamente consciente, Jesús está pensando sobre la entrada a la vida definitiva y enseñando al respecto: «Traten de entrar por la puerta estrecha».
¿Qué será eso?
Recordemos que, en su estilo, para fijar su mensaje en la mente de sus discípulos, el Maestro suele recurrir a las contraposiciones: el que quiera ser grande, que se haga pequeño; el que quiera ser primero, que sea el último; felices los que lloran…
Todo esto para responder si «¿es verdad que son pocos los que se salvan?».
Con esos criterios, busquemos alumbrar esta palabra.
Podríamos decir que los que se salvan, serán pocos o muchos dependiendo de cuántos se atrevan a pasar por la puerta estrecha. Es un llamado a evitar facilismos, «porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por allí» (Mt 7,13), ante la tarea que representa que «tus fieles te bendigan; que anuncien la gloria de tu reino y proclamen tu poder» (Sal). Bendición, anuncio y proclamación que no sirve si es “de la boca para afuera” («Pero él les dirá: "No sé de dónde son ustedes; ¡apártense de mí todos los que hacen el mal!"»), es decir, son las acciones (“tratar de entrar”, “hacer el mal”) las que señalan quiénes son los fieles al Señor o no, «Así manifestarán a los hombres tu fuerza y el glorioso esplendor de tu reino» (Sal).
¿Qué actitudes o hechos concretos anuncian el Reino? El respeto de los hijos por los padres y viceversa, el buen servicio de los servidores y el buen trato de los patrones por quienes tienen a cargo (1L), entre otras muchas. O, dicho de otra manera, esto ocurre cuando hacemos vida el mandato de amor a cada prójimo que tengamos próximos, que fue lo que nos enseñó (con palabras y acciones, también) el Maestro. De hecho, en otro momento dirá que él es la puerta (Jn 10,7).

Danos, Señor, el valor, la claridad, la energía y todo lo que mejor que nosotros sabes que nos falta para vivir los valores del Reino, que hacen un mundo mejor y provocan que los hombres te alaben. Así sea.

Permitiendo que la fe en el Señor de la Paz, el Amor y la Alegría haga grandes cosas por nosotros,
Miguel.

martes, 30 de octubre de 2012

El Reino es todo lo bueno, sano y fecundo que le da a nuestra vida plenitud y gozo



30 de octubre de 2012
Martes de la Trigésima Semana Durante el Año

Lecturas:
Efesios 5, 21-33 / Salmo 127, 1-5 ¡Felices los que temen al Señor!

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     13, 18-21
Jesús dijo:
«¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció, se convirtió en un arbusto y los pájaros del cielo se cobijaron en sus ramas.»
Dijo también: «¿Con qué podré comparar el Reino de Dios? Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con gran cantidad de harina, hasta que fermentó toda la masa.»
Palabra del Señor.

MEDITACION
El Reino no está radicado en el futuro como solemos creer, sino en el presente: no hay que identificar Reino con la vida después de la resurrección.
Por eso Jesús no habla en términos de porvenir, sino en los de actualidad.
El Reino que fue enviado a anunciar es humilde, pero cuando crece con normalidad puede hasta ofrecer cobijo; también actúa silenciosa e interiormente hasta lograr impregnarlo todo; además, es unión profunda como la que existe en una familia (1L) y es a la vez lo que haga que seamos felices y nos vaya bien (Sal).
En fin, el Reino es todo lo bueno, sano y fecundo que le da a nuestra vida plenitud y gozo. Por lo que podríamos resumir diciendo que si lo que está frente a nosotros tiene ese efecto en nuestra vida y la de los demás, sabemos que es el Reino actuando. No podría ser de otra manera, si proviene del Padre Bueno (Mc 10,18), quien nos ama entrañablemente (cf Jn 3,16).
Pero ese mismo criterio nos ayuda a evaluar cuándo la situación –o incluso nuestra propia actuación- es contraria al Reino y trabajar por corregirla en nosotros y, en lo que esté en nuestras manos, en la sociedad en la que vivimos.

Que venga a nosotros tu Reino, Señor. Y que seamos conscientes de nuestra responsabilidad de bautizados para aportar a su concreción entre nosotros. Así sea.

Permitiendo que la fe en el Señor de la Paz, el Amor y la Alegría haga grandes cosas por nosotros,
Miguel.

lunes, 29 de octubre de 2012

¿Se puede orar a Dios olvidando a los hermanos?



29 de octubre de 2012
Lunes de la Trigésima Semana Durante el Año

Lecturas:
Efesios 4, 32—5, 8 / Salmo 1, 1-4. 6 Tratemos de imitar a Dios, como hijos suyos muy queridos.

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     13, 10-17
Un sábado, Jesús enseñaba en una sinagoga. Había allí una mujer poseída de un espíritu, que la tenía enferma desde hacía dieciocho años. Estaba completamente encorvada y no podía enderezarse de ninguna manera. Jesús, al verla, la llamó y le dijo: «Mujer, estás curada de tu enfermedad», y le impuso las manos.
Ella se enderezó en seguida y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la multitud: «Los días de trabajo son seis; vengan durante esos días para hacerse curar, y no el sábado.»
El Señor le respondió: «¡Hipócritas! Cualquiera de ustedes, aunque sea sábado, ¿no desata del pesebre a su buey o a su asno para llevarlo a beber? Y esta hija de Abraham, a la que Satanás tuvo aprisionada durante dieciocho años, ¿no podía ser librada de sus cadenas el día sábado?»
Al oír estas palabras, todos sus adversarios se llenaron de confusión, pero la multitud se alegraba de las maravillas que él hacía.
Palabra del Señor.

MEDITACION
En su pedagogía progresiva, Dios impuso a su pueblo un día obligatorio de descanso, el shabbath o sábado en nuestro idioma, para evitar el embrutecimiento de trabajar sin descanso. Y, como evidentemente no existían leyes sociales ni el concepto de dignidad de la persona en aquel tiempo, lo enseñó como el mandamiento más sagrado, el que lo honraba a Él mismo, con lo que se demuestra, una vez más, la honda preocupación y ocupación que tiene por nosotros.
El problema es que se fue sacralizando cada vez más ese día, de manera que se fue llenando de restricciones y prohibiciones, con el resultado de que Jesús debió puntualizar que «El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado» (Mc 2,27), es decir respetar la dignidad humana es respetar a Dios.
Y esa gente tan piadosa podía ver ¡18 años! a una persona sufriendo, pero cuando es liberada por fin se indignan por la supuesta infracción en vez de alegrarse por la persona.
¿Sucederá algo así con nosotros? ¿nos habremos acostumbrado también a los pobres y sufrientes, olvidándonos que son hijos del mismo Dios que nosotros? Y, peor aún, personalmente o como comunidades, ¿realizaremos oraciones, liturgias y otras piedades haciendo exclusión de esas tristes y dolorosas situaciones?

Que venza en nosotros la alegría por las maravillas que haces y puedes seguir haciendo por sobre el peso de los ritos, Señor.

Permitiendo que la fe en el Señor de la Paz, el Amor y la Alegría haga grandes cosas por nosotros,
Miguel.

sábado, 27 de octubre de 2012

Porque somos hermanos, porque somos todos pecadores, porque así lo quiere el Señor


27 de octubre de 2012
Sábado de la Vigésimo Novena Semana Durante el Año

Lecturas:
Efesios 4, 7-16 / Salmo 121, 1-5 Vamos con alegría a la Casa del Señor.

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     13, 1-9
En ese momento se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios. El respondió:
«¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera.»
Les dijo también esta parábola: «Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: "Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?" Pero él respondió: "Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás."»
Palabra del Señor.

MEDITACION
Consciente e inconscientemente creemos que hay algunos «más pecadores que los demás».
Y eso puede deberse a que asociamos la palabra “pecar” con cometer un delito –casos en que la sociedad, representada por sus legisladores, determina que hay unos más graves que otros-, siendo más bien el pecado toda acción que nos aleja del amor de Dios, mal aprovechando el don que cada cual ha recibido (1L) para que podamos servir mejor a los demás; en esa perspectiva todos son igual de graves, ya que tienen la misma consecuencia .
Pero además sólo hay uno que es imperdonable, el “pecado contra el Espíritu Santo”, el que también hemos dicho que es la rebeldía y la cerrazón a la acción de Dios en nuestra vida y pretender negar la evidencia de su amor en nosotros y en toda la creación.
El llamado de Jesús hoy, para poder sentir la alegría de ir a la Casa del Señor (Sal), parece ser que nos convirtamos todos, sin excepción, y que nos apoyemos mutuamente en este caminar, para no «malgastar la tierra» y dar «frutos en adelante».
Así debe ser porque somos hermanos, porque somos todos pecadores, porque así lo quiere el Señor.

Perdón, Señor, por fallar tan seguido en amar de la manera que esperas y como alienta desde nuestro interior tu Espíritu. Gracias, Señor, por continuar removiendo la tierra y abonándola para que mejoren nuestros frutos.

Con Paz, Amor y Alegría, aprendiendo a servir del más grande y trascendente Servidor,
Miguel.