15 de diciembre de 2012
Sábado de la Segunda Semana de
Adviento
Lecturas:
Eclesiástico 48,
1-4. 9-11 / Salmo 79, 2-3. 15-16. 18-19 ¡Restáuranos, Señor, y seremos salvados!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 17, 10-13
Al bajar del monte, los discípulos
preguntaron a Jesús:
«¿Por qué dicen los escribas que primero debe
venir Elías?»
El respondió: «Sí, Elías debe venir a poner
en orden todas las cosas; pero les aseguro que Elías ya ha venido, y no lo han
reconocido, sino que hicieron con él lo que quisieron. Y también harán padecer
al Hijo del hombre.» Los discípulos comprendieron entonces que Jesús se refería
a Juan el Bautista.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Nos recuerda el libro sapiencial que
alguna vez «Surgió como un fuego el profeta Elías, su palabra quemaba como una
antorcha», el que posteriormente fue «arrebatado en un torbellino de fuego en
un carro con caballos de fuego», pero que habría de regresar «para hacer volver
el corazón de los padres hacia los hijos
y restablecer las tribus de Jacob. ¡Felices
los que te verán y los que se durmieron en el amor, porque también nosotros
poseeremos la vida!» (1L).
Por eso lo estaban esperando como señal
de que ya vendría: la esperanza encarnada, a la que canta de esta manera el
salmista: «Tú que tienes el trono sobre los querubines, resplandece, reafirma
tu poder y ven a salvarnos» (Sal).
Entonces, el Maestro afirma que «Elías
ya ha venido, y no lo han reconocido […] Los discípulos comprendieron entonces
que Jesús se refería a Juan el Bautista».
El mensaje, como ayer, como el Domingo,
como mañana y como toda la vida es: «El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios
está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia» (Mc 1,15).
Sí, ya lo había dicho. Pero lo seguirá
diciendo mientras no nos pongamos en sintonía con los valores del Reino, mirando
con sus ojos, sintiendo con su compasión, sirviendo con su solicitud… es decir
mientras no nos convirtamos de corazón hacia su amor expansivo.
Tal como reconocemos que creemos y te
pedimos que aumentes nuestra fe, aceptamos que queremos convertirnos y te
rogamos que hagas crecer nuestra convicción, nuestro valor y nuestro corazón
hasta hacer posible ese logro al que nos invitas, porque sólo así te veremos y
poseeremos la vida plena. Gracias, Señor.
Buscando
convertirnos a la Paz, el Amor y la Alegría del Reino,
Miguel.
1 comentario:
hola paso visitando su blog, reciban muchas bendiciones desde mi blog www.creeenjesusyserassalvo.blogspot.com
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