22 de diciembre de 2012
Sábado de la Tercera Semana de
Adviento
Lecturas:
I Samuel 1, 19-20. 24-28 / Salmo 1Sam 2, 1. 4-8
Mi corazón se regocija en el Señor, mi
Salvador.
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 46-56
María dijo entonces:
«Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi
espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque él miró con bondad
la pequeñez de su servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán
feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es
santo! Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos
que lo temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.
Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a
los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel,
su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros
padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre.»
María permaneció con Isabel unos tres meses y
luego regresó a su casa.
Palabra del Señor.
MEDITACION
La aurora de los nuevos tiempos del
Reino ya despunta y María, estremecida de gozo, anuncia sus signos distintivos:
Dios «desplegó la fuerza de su brazo,
dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y
elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos
con las manos vacías». «El levanta
del polvo al desvalido y alza al pobre de la miseria, para hacerlos sentar con
los príncipes y darles en herencia un trono de gloria» (Sal).
Cambian las relaciones, se superan las
diferencias irritantes, se hace posible la fraternidad: «un cielo nuevo y una
tierra nueva [donde] no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque
todo lo de antes pasó» (Ap 21,1.4).
Este Adviento busquemos recuperar el
espíritu que le da sentido alegre a la Navidad: hagamos nuestro aporte para que
se revolucionen las relaciones humanas.
Porque el Todopoderoso ha hecho en
nosotros también grandes cosas, gracias, Señor.
Llenos del gozo
de haber recibido la Buena Noticia de la Paz, el Amor y la Alegría,
Miguel.
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