Pertenecemos a la Parroquia Santo Cura de Ars, atendida pastoralmente por la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (Dehonianos).

Nos ubicas en Pirámide 565, paradero 11 ½ de Santa Rosa. Comuna de San Miguel, Santiago de Chile.
Nuestras actividades se despliegan durante la semana; nuestra celebración dominical es a las 10:15. Bienvenid@s.





ATENCIÓN

A contar del 1 de Enero de 2013 las Meditaciones diarias del evangelio se encuentran en: http://pazamoryalegria.blogspot.com/

jueves, 6 de diciembre de 2012

El Adviento por el camino de la conversión

PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
9 de diciembre de 2012
Segundo Domingo de Adviento

Lecturas:
Baruc 5, 1-9 / Salmo 125, 1-6  ¡Grandes cosas hizo el Señor por nosotros! / I Filipenses 1, 4-11

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     3, 1-6
El año decimoquinto del reinado del emperador Tiberio, cuando Poncio Pilato gobernaba la Judea, siendo Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Filipo tetrarca de Iturea y Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene, bajo el pontificado de Anás y Caifás, Dios dirigió su palabra a Juan, hijo de Zacarías, que estaba en el desierto. Este comenzó entonces a recorrer toda la región del río Jordán, anunciando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados, como está escrito en el libro del profeta Isaías:
Una voz grita en desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos. Los valles serán rellenados, las montañas y las colinas serán aplanadas. Serán enderezados los senderos sinuosos y nivelados los caminos desparejos. Entonces, todos los hombres verán la Salvación de Dios.
Palabra del Señor.

MEDITACION
Dios guía a su pueblo «en la alegría, a la luz de su gloria, acompañándolo con su misericordia y su justicia» (1L), ya que es «aquel que comenzó en ustedes la buena obra [y] la irá completando hasta el Día de Cristo Jesús» (2L) y enseñando metafóricamente que puede vencer las dificultades del trabajo por el Reino: «El sembrador va llorando cuando esparce la semilla, pero vuelve cantando cuando trae las gavillas» (Sal). A esa realidad nos llama a convertirnos el Bautista, porque en la medida que se intenta vivir así «todos los hombres verán la Salvación de Dios».
El primer paso del Adviento, que dimos el Domingo anterior, era abrirnos a la esperanza gozosa de lo que se acerca, porque si proviene de Dios, sólo puede ser bueno y hermoso. Pero, como dijimos también, la esperanza cristiana –para que se pueda considerar tal- no es pasiva, sino activa y debe manifestarse en la forma de vivir nuestra vida alegre y generosamente.
Un paso previo para asumir ese desafío es el que nos recuerda la enseñanza del Bautista: la conversión.
¿Qué significa eso?  En palabras de Juan: “preparar el camino del Señor” para que pueda llegar hasta donde se encuentra cada uno; “rellenar los valles” de nuestra baja autoestima, recordando que, aunque seamos pequeños, somos hijos del Dios Todopoderoso; también “aplanar las montañas y las colinas”, para que no se nos pase la mano con lo anterior y la soberbia nos haga creer que estamos por sobre los hermanos; además debemos “enderezar los senderos sinuosos”, esos que hemos ido torciendo a lo largo de la vida, pese a saber que no hacemos lo correcto; “y nivelar los caminos disparejos” que se producen entre momentos de bella comunión con el amor de Dios y el reflejo de éste hacia los hermanos, y los otros momentos en que nos gana la desidia, la insolidaridad …el egoísmo, en suma.
La Biblia suele describir la conversión como una luz que lleva a la persona a descubrir algo que no veía. La luz es Cristo: su vida, su palabra y su legado. Mirándolo a Él se nos hacen más claras nuestras capacidades y nuestras limitaciones. De esa manera puede uno conocerse mejor y con esa información y el estímulo que da la mano que Jesús mismo ofrece, podemos trabajar por ser cada vez más cercanos a la imagen y semejanza de Dios que llevamos impresa en el alma.
Adviento es un buen momento para iniciar o reiniciar, si es el caso, una y otra vez, sin temor, sino con la confianza en que no estamos solos en esto, el correcto caminar,
de convertirnos hacia el Amor auténtico y gratuito, pese a nuestras debilidades: «Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad» (2 Co 12,9).
De esa manera, su potente resplandor iluminará desde nuestra pobre lámpara interior y «todos los hombres verán la Salvación de Dios»

Señor, sabemos que nuestros caminos no son tus caminos. Enséñanos a preparar las vías para tu llegada, rellenando los valles, aplanando montañas y colinas, enderezando senderos sinuosos y nivelando los disparejos. Con los talentos que has puesto en nosotros, para dar el buen fruto que esperas de nosotros. Amén.

Buscando convertirnos a la Paz, el Amor y la Alegría del Reino,
Miguel.

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