20 de diciembre de 2012
Jueves de la Tercera Semana de
Adviento
Lecturas:
Isaías 7,
10-14 / Salmo 23, 1-6 ¡Llega el
Señor, el Rey de la gloria!
EVÁNGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 1, 26-38
En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado
por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba
comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José.
El nombre de la virgen era María.
El Ángel entró en su casa y la saludó,
diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Al oír estas palabras, ella quedó
desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo.
Pero el Ángel le dijo: «No temas, María,
porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás
por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor
Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para
siempre y su reino no tendrá fin.»
María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si
yo no tengo relaciones con ningún hombre?»
El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo
descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso
el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel
concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se
encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios.»
María dijo entonces: «Yo soy la servidora del
Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho.»
Y el Ángel se alejó.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Como meditábamos el Domingo reciente, el
sentimiento predominante del Adviento (y de la vida cristiana) es la alegría.
Evangelio significa Buena Noticia,
incluso podríamos decir que es Noticia Alegre. Por eso el saludo del Ángel es «¡Alégrate!»,
el que podría ser el mismo saludo para cada uno de nosotros, porque tal como a
María, también nos puede indicar con absoluta verdad: «el
Señor está contigo», ya que tal es el signo que Dios ha dado a la
humanidad: el «Emanuel» (cf 1L),
que se traduce como “Dios es con nosotros”, lo que ocurre desde siempre y
permanentemente.
Si no es por amor, al menos por
agradecimiento, nuestra reacción debiese llevar alegría a los demás, por medio
del servicio, la acogida, la solidaridad, ya que «así son los que buscan al Señor» (Sal).
Para que se cumpla en nosotros tu
Palabra hoy y siempre, Señor, ayúdanos a remover los obstáculos que nosotros
mismos creamos, de tal manera que, llenos de gracia, el Emanuel actúe por medio
nuestro y nos inunde la alegría y nosotros llevemos alegría a otros. Así sea.
Llenos del gozo
de haber recibido la Buena Noticia de la Paz, el Amor y la Alegría,
Miguel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario