28 de noviembre de 2012
Miércoles de la Trigésima Cuarta
Semana Durante el Año
Lecturas:
Apocalipsis 15, 1-4
/ Salmo 97, 1-3. 7-9 ¡Grandes y admirables son tus obras, Señor,
Dios todopoderoso!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 21, 10-19
Jesús dijo a sus discípulos:
«Se levantará nación contra nación y reino
contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se
verán también fenómenos aterradores y grandes señales en cielo. Pero antes de
eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán
encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y
esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí.
Tengan bien presente que no deberán preparar
su defensa, porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno
de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.
Serán entregados hasta por sus propios padres
y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán
odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les
caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
En una semana en que el Maestro nos ha
enviado muchos mensajes para que tengamos una mejor preparación en vistas a la
vida que viene, hoy el consejo del Señor para hacer la espera de la Parusía (su
vuelta gloriosa al final de los tiempos) es que tengamos conciencia del hecho
que ser fieles a sus enseñanzas atrae persecución «para que puedan dar testimonio de mí». Es decir, en la dificultad
se ve el discípulo. Pero, sin temores, ya que en esa instancia no nos deja
solos «yo mismo les daré una elocuencia y
una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir».
Por lo tanto, no tenemos excusas. El que se mantiene firme, apoyado en el Señor
es quien entra al Reino o salva su vida.
«Griten
de gozo delante del Señor, porque él viene a gobernar la tierra: él gobernará
al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud»
(Sal).
«Sólo tú eres santo, y todas las naciones
vendrán a adorarte, porque se ha manifestado la justicia de tus actos» (1L).
Que nuestras
obras alaben al Rey de Paz, Amor y Alegría,
Miguel.
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