03 de octubre de 2012
Miércoles de la Vigésimo Sexta
Semana Durante el Año
Lecturas de
hoy:
Job 9, 1-12.14-16 / Salmo 87, 10-15 Señor,
que mi plegaria llegue a tu presencia.
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según
san Lucas 9, 57-62
Mientras Jesús y sus discípulos iban caminando, alguien le
dijo a Jesús: «¡Te seguiré adonde vayas!» Jesús le respondió: «Los zorros
tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no
tiene dónde reclinar la cabeza.»
Y dijo a otro: «Sígueme.» El respondió: «Permíteme que vaya
primero a enterrar a mi padre.» Pero Jesús le respondió: «Deja que los muertos
entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios.»
Otro le dijo: «Te seguiré, Señor, pero permíteme antes
despedirme de los míos.» Jesús le respondió: «El que ha puesto la mano en el arado
y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Una y otra vez, «El
pasa junto a mí, y yo no lo veo; sigue de largo, y no lo percibo» (1L), me llama, me invita y yo pongo
excusas: «permíteme que vaya primero
a enterrar a mi padre», «permíteme
antes despedirme de los míos», “necesito compartir más con los míos”, “el
trabajo no me deja tiempo”. Todas muy importantes, pero ¿todas tan verdaderas?.
Nunca el seguidor del Señor tendrá impedimentos para
honrar a sus padres, cuidar a su familia, trabajar, y hasta divertirse y
descansar. Es más: es desde esas experiencias cotidianas que quiere nuestro
testimonio, para que se transmita que nada de lo humano le es ajeno y Él ama la
vida (Sal 116,15) en abundancia o plena (Jn 10,10).
Hay tantos que tampoco “tienen dónde reclinar la
cabeza”, porque son pobres y no tienen lugar; o porque los agobios diarios no
les permiten descansar y claman «yo te
invoco, Señor, todo el día, con las manos tendidas hacia ti» (Sal). Por eso, Él espera que nosotros, como
hijos del Padre bueno, como seguidores del Maestro compasivo y en muestra de
agradecimiento a tantos dones recibidos por el Espíritu Santo, no los dejemos
“pasar de largo” y dediquemos la parte de la vida que nuestra generosidad nos permita
para lograr que todos nuestros hermanos accedan a esos mismos bienes.
En reciente
carta, a propósito de lo anterior, los obispos de Chile nos dicen: “debemos
volver a Jesús y reencontrarnos vitalmente con Él para hacernos sus verdaderos
discípulos, sus seguidores. Esto significa tener sus mismos sentimientos, sus
mismos afectos, su misma entrega, sus mismas actitudes ante Dios y ante
nuestros semejantes (Flp
2, 1-5). Como Él, debemos hacer nuestra la causa de los
pobres, de los más débiles y marginados porque esa es la causa de Dios. De este
modo nos aproximaremos a todo lo humano, despojados de todo sentido de poder,
superioridad o suficiencia” (Conferencia
Episcopal de Chile, “Humanizar y compartir con equidad el desarrollo de Chile”,
27/09/2012).
Porque tenemos acceso a tantos bienes, por tener
distintas capacidades y habilidades, por tantos regalos de vida y para mejorar
la vida, gracias, Señor. Te pedimos que agregues a todo ello, también, mucha
generosidad, para compartir todo ello con quienes tienen carencias. Así sea.
Trabajando para
lograr la unidad que consiga que el mundo crea en Su Paz, Amor y Alegría,
Miguel.
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