Pertenecemos a la Parroquia Santo Cura de Ars, atendida pastoralmente por la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (Dehonianos).

Nos ubicas en Pirámide 565, paradero 11 ½ de Santa Rosa. Comuna de San Miguel, Santiago de Chile.
Nuestras actividades se despliegan durante la semana; nuestra celebración dominical es a las 10:15. Bienvenid@s.





ATENCIÓN

A contar del 1 de Enero de 2013 las Meditaciones diarias del evangelio se encuentran en: http://pazamoryalegria.blogspot.com/

miércoles, 10 de octubre de 2012

Qué es Orar y qué no



10 de octubre de 2012
Miércoles de la Vigésimo Séptima Semana Durante el Año

Lecturas:
Gálatas 2, 1-2. 7-14 / Salmo 116, 1-2 Vayan por el mundo, anuncien la Buena Noticia.

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     11, 1-4
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos.»
El les dijo entonces: «Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación.»
Palabra del Señor.

MEDITACION
Orar es conversar con Dios. Ni más, ni menos.
No es más, en el sentido de usar muchas palabras inútiles (Mt 6,7) o de agregarle gestos y ritos que no aportan al buen diálogo. Por eso Jesús, en la versión que nos trae Lucas –más corta que la de Mateo (6,9-13)- enseña lo esencial:
·         «digan: Padre», es decir, recuerden a quién se están dirigiendo, no es un “qué”, un Dios cosa del que se obtienen objetos, sino un Dios Padre, con entrañas de madre (Sal 103,13; Is 66,13), preocupado de la más mínima necesidad y de cada dolor de sus hijos, «porque es inquebrantable su amor por nosotros, y su fidelidad permanece para siempre» (Sal);
·         continúa «santificado sea tu Nombre», Él que ya es santo, es santificado cuando se logra que «¡Alaben al Señor, todas las naciones, glorifíquenlo, todos los pueblos! » (Sal);
·         después, el centro de la plegaria, lo que compromete nuestra vida «que venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden», y es que el Reino se hace presente cuando vivimos en unidad y armonía, de esa manera a nadie le falta el pan ni el perdón;
·         y, por último «no nos dejes caer en la tentación», ya que la tentación es como la fuerza de gravedad para nuestra naturaleza enferma y el médico que tiene el poder de auxiliarnos es el mismo Dios y nadie más.
Pero, como decíamos, tampoco es nada menos que conversar con Él, por eso es necesario afirmar que no es orar repetir rezos con la cabeza puesta en otras preocupaciones; no es orar decir tanta palabra bella y vivir todo lo contrario; no es orar pretender usar la oración como artículo de magia o superstición; no es orar pretender imponerle nuestra voluntad al Señor en vez de acoger lo que nos envíe. En fin, tratando de ir a la esencia de la Palabra, podemos resumir diciendo que no es orar actuar en contraposición a la enseñanza del Maestro y no creer que Dios es Padre, no buscar santificar su Nombre ni trabajar por que se establezca su Reino entre nosotros y no confiar en que Él es nuestro auxilio en los caminos de la vida.

Enséñanos a orar, Señor. Como tú. Y como tú quisieras que oremos. Guíanos en este largo caminar hacia lograr cada vez más una mejor comunicación contigo que produzca buenos frutos en nuestra vida y la de los que nos rodean. Así sea.

Tratando de vencer la dureza de corazón para acoger su plan original de Paz, Amor y Alegría,
Miguel.

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