Pertenecemos a la Parroquia Santo Cura de Ars, atendida pastoralmente por la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (Dehonianos).

Nos ubicas en Pirámide 565, paradero 11 ½ de Santa Rosa. Comuna de San Miguel, Santiago de Chile.
Nuestras actividades se despliegan durante la semana; nuestra celebración dominical es a las 10:15. Bienvenid@s.





ATENCIÓN

A contar del 1 de Enero de 2013 las Meditaciones diarias del evangelio se encuentran en: http://pazamoryalegria.blogspot.com/

martes, 23 de octubre de 2012

Nuestra responsabilidad de ser instrumentos de paz



23 de octubre de 2012
Martes de la Vigésimo Novena Semana Durante el Año

Lecturas:
Efesios 2, 12-22 / Salmo 84, 9-14 El Señor promete la paz para su pueblo.

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     12, 35-38
Jesús dijo a sus discípulos: «Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas. Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta.
¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlos. ¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así!»
Palabra del Señor.

MEDITACION
Un escritor inspirado por el Espíritu Santo dijo en la antigüedad: «Voy a proclamar lo que dice el Señor: el Señor promete la paz» (Sal). Y esa palabra se cumplió cuando Jesús «vino a proclamar la Buena Noticia de la paz, paz para ustedes, que estaban lejos, paz también para aquellos que estaban cerca. Porque por medio de Cristo, todos sin distinción tenemos acceso al Padre, en un mismo Espíritu» (1L).
Aunque, como sabemos, porque así lo hemos experimentado todos, falta bastante para la llegada plena de la paz del Reino, por eso el mismo Maestro nos previno: «Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas», esperando «el regreso de su señor».
Pero, ojo, la espera de un cristiano debe ser activa, trabajando para que se haga realidad que todos tengan ese acceso al Padre; partiendo por demostrar que «Cristo es nuestra paz» (1L), para seguir luego construyendo paz a nuestro alrededor, siendo instrumentos de paz. Así, los que no han tenido la oportunidad de conocer al Señor lo conocerán por medio nuestro. Esa, ni más ni menos, es nuestra responsabilidad.

Señor, –como te pedía el pequeño gran Francisco- haz de nosotros instrumentos de tu paz, que pongamos todo de nuestra parte para sanar los dolores y corregir las injusticias que atentan contra la paz de nuestros hermanos. Y así te descubran, Príncipe de la Paz. Así sea.

Con Paz, Amor y Alegría, aprendiendo a servir del más grande y trascendente Servidor,
Miguel.

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