Pertenecemos a la Parroquia Santo Cura de Ars, atendida pastoralmente por la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (Dehonianos).

Nos ubicas en Pirámide 565, paradero 11 ½ de Santa Rosa. Comuna de San Miguel, Santiago de Chile.
Nuestras actividades se despliegan durante la semana; nuestra celebración dominical es a las 10:15. Bienvenid@s.





ATENCIÓN

A contar del 1 de Enero de 2013 las Meditaciones diarias del evangelio se encuentran en: http://pazamoryalegria.blogspot.com/

sábado, 6 de octubre de 2012

Nos hace bien recordar la radical humanidad del Hijo de Dios



06 de octubre de 2012
Sábado de la Vigésimo Sexta Semana Durante el Año

Lecturas de hoy:
Job 42, 1-3. 5-6. 12-17 / Salmo 118, 66. 71. 75. 91. 125. 130 Señor, que brille sobre mí la luz de tu rostro.

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     10, 17-24
Los setenta y dos volvieron y le dijeron llenos de gozo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu Nombre.»
El les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Les he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y para vencer todas las fuerzas del enemigo; y nada podrá dañarlos. No se alegren, sin embargo, de que los espíritus se les sometan; alégrense más bien de que sus nombres estén escritos en el cielo.»
En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido. Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.»
Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: «¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven! ¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!»
Palabra del Señor.

MEDITACION
Ayer hablábamos de la sensibilidad y compasión del Señor por aquellos que se pierden. Hace unos días mencionábamos su valentía y decisión para enfrentar su inminente final. Hoy Lucas nos cuenta que «Jesús se estremeció de gozo».
En los principios del cristianismo existía una corriente conocida como “docetismo” que enseñaba que su humanidad era aparente en él, porque aunque parece que come o se cansa o camina, en realidad su divinidad hacía que todo esto fuese innecesario. Con el tiempo se ha considerado una herejía o grave error ésta mirada. Era peligrosa esta visión, porque se pierde toda la gracia de saber que el mismo Dios («nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar» y el Padre es el «Señor del cielo y de la tierra») nos acompaña en todas nuestras experiencias humanas, porque, si bien Jesús procede del Padre, se manifestó en nuestra carne humana (1 Jn 4,2).
Gracias a eso, de él podemos aprender a progresar «en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres» (Lc 2,52), porque cuando nos dice que seamos servidores (Mc 9,35), él sirvió (Mc 4,23-24); o que trabajemos por el Reino (Mt 6,33), ése fue su tema predilecto (Mc 1,15); si dice que «debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo» (Mt 5,16), eso mismo hacía él (Jn 7,18). Todo lo anterior, sin dejar de sentir hambre (Mt 4,2) y sed (Jn 19,28), fatigarse (Jn 4,6) y angustiarse (Hb 5,7). Y esto debía ser así, porque «por haber experimentado personalmente la prueba y el sufrimiento, él puede ayudar a aquellos que están sometidos a la prueba» (Hb 2,18).
Nos hace bien recordar la radical humanidad del Hijo de Dios (cf Jn 19,5).

Te damos gracias, Señor, porque en todo has querido estar cerca de nosotros. Haz que nosotros podamos crecer en humanidad, que sepamos estar cerca de todos, especialmente de los que sufren, para parecernos cada vez más a Ti. Amén.

Trabajando para lograr la unidad que consiga que el mundo crea en Su Paz, Amor y Alegría,
Miguel.

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