18 de octubre de 2012
San Lucas evangelista
Lecturas:
II Timoteo
4, 10-17 / Salmo 144, 10-13. 17-18 ¡Tus santos anuncian la gloria de tu reino,
Señor!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según
san Lucas 10, 1-9
El Señor designó a
otros setenta y dos, y los envió de dos en dos para que lo precedieran en todas
las ciudades y sitios adonde Él debía ir.
Y les dijo: «La
cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los
sembrados que envíe trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a
ovejas en medio de lobos. No lleven dinero, ni provisiones, ni calzado, y no se
detengan a saludar a nadie por el camino.
Al entrar en una
casa, digan primero: "¡Que descienda la paz sobre esta casa!" Y si
hay allí alguien digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo
contrario, volverá a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y
bebiendo de lo que haya, porque el que trabaja merece su salario.
No vayan de casa
en casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les
sirvan; curen a sus enfermos y digan a la gente: "El Reino de Dios está
cerca de ustedes"».
Palabra del Señor.
MEDITACION
Un evangelista es alguien que sintió la inspiración
de Dios (y la obedeció) para transmitir los fundamentos de su fe, basándose en
la historia del Señor, de manera que «el mensaje fuera proclamado» por su
intermedio «y llegara a oídos de todos»
(1L) y, así, conozcamos «la solidez de las enseñanzas» que hemos
recibido (Lc 1,4) y que sus obras «anuncien la gloria de tu reino y proclamen
tu poder» (Sal).
Gracias a ellos, sabemos que «El Reino
de Dios está cerca».
Pero nosotros, ante la “cosecha abundante” de
personas que necesitan un sentido para su vida, que les hace falta saber que Dios
les ama, que precisan luz en sus oscuridades, también somos llamados «como a ovejas en medio de lobos» a dar razón de nuestra esperanza (1 Pe 3,15).
Que seamos capaces de mostrar tus obras en nuestra
vida, a través de nuestra alegría, nuestro amor y nuestra paz, para que más
fieles te bendigan, Señor. Así sea.
En busca de
liberarse de lo que impide seguirlo hacia el Reino de Paz, Amor y Alegría,
Miguel.
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