4 de septiembre de 2012
Martes de la Vigésimo Segunda
Semana Durante el Año
Lecturas de
hoy:
I Corintios
2,10-16 / Salmo 144, 8-14 El Señor es justo en todos sus caminos.
EVANGELIO
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 4,
31-37
Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y enseñaba los
sábados. Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con
autoridad.
En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el
espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con fuerza; «¿Qué quieres de
nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién
eres: el Santo de Dios.»
Pero Jesús lo increpó, diciendo: «Cállate y sal de este
hombre.» El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin
hacerle ningún daño. El temor se apoderó de todos, y se decían unos a otros:
«¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y
ellos salen!»
Y su fama se extendía por todas partes en aquella región.
Palabra del Señor.
MEDITACION
«¿Qué
tiene su palabra?» ¿Qué hay en ella que fue capaz de cambiar el mundo y
–aunque a veces no parezca o nos pase inadvertido- lo sigue cambiando?. Es que,
como lo pudieron comprobar en su tiempo «hablaba
con autoridad».
¿De dónde le venía esa autoridad (Mt 21,23)?.
Recordemos que es el hijo de una familia provinciana, cuyos seguidores eran
trabajadores y ¡hasta mujeres! ¿quién le dio poder o lo invistió como para
enseñar de la forma que lo hacía?
La palabra autoridad viene de autor. Eso nos da una pista:
el autor de todo es Dios. Y Jesús es Hijo de Dios (Mc 1,1) y Dios
mismo (Jn 10,30). Por eso
su palabra no sólo dice, sino que también obra (Gn 1,3), ya que «¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!».
Su madre, que también es la nuestra (Jn 19,27), nos
instruyó de esta manera: «Hagan todo lo que él les diga» (Jn 2,5), lo que
el primer Papa fundamentó de esta manera: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes
palabras de Vida eterna» (Jn
6,68). Entonces, es correcto preguntarnos este día: ¿busco conocer su
Palabra? ¿su voz mantiene la autoridad para mí?; ante tantas palabras y
opiniones que circulan, ¿busco que sea Él quien me oriente?
Como «nadie conoce los
secretos de Dios, sino el Espíritu de Dios» (1L), pidámosle a Él que nos guíe a realizar su voluntad:
trabajar para que se instaure «el
glorioso esplendor» de su reino, caracterizado por la autoridad del
servidor.
Con Paz, Amor y
Alegría para entrar en comunión con Dios,
Miguel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario