13 de septiembre de 2012
Jueves de la Vigésimo Tercera
Semana Durante el Año
Lecturas de
hoy:
I Corintios
8, 1-7. 11-13 / Salmo 138, 1-3. 13-14. 23-24 Señor, llévame por el camino eterno.
EVANGELIO
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 6,
27-38
Jesús dijo a sus discípulos:
«Yo les digo a ustedes que me escuchan: Amen a sus enemigos,
hagan el bien a los que los odian. Bendigan a los que los maldicen, rueguen por
los que los difaman. Al que te pegue en una mejilla, preséntale también la
otra; al que te quite el manto, no le niegues la túnica. Dale a todo el que te
pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames.
Hagan por los demás lo que quieren que los hombres hagan por
ustedes. Si aman a aquellos que los aman, ¿qué mérito tienen? Porque hasta los
pecadores aman a aquellos que los aman. Si hacen el bien a aquellos que se lo
hacen a ustedes, ¿qué mérito tienen? Eso lo hacen también los pecadores. Y si
prestan a aquellos de quienes esperan recibir, ¿qué mérito tienen? También los
pecadores prestan a los pecadores, para recibir de ellos lo mismo.
Amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar
nada en cambio. Entonces la recompensa de ustedes será grande y serán hijos del
Altísimo, porque él es bueno con los desagradecidos y los malos.
Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es
misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán
condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre
el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida
con que ustedes midan también se usará para ustedes.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Y llegamos tal vez a la página clave para los
seguidores de Jesús.
Acá está el contenido profundo del Reino que viene a
proclamar. Esta es la Buena Noticia
(= evangelio) que se le encargó anunciar. Estos son los frutos que se espera de
quien ha acogido la Palabra
de Dios. Esto es lo que ha distinguido al cristianismo de cualquier otra
creencia, religiosa o no, ya que «el conocimiento llena de orgullo, mientras
que el amor edifica» (1L).
El Señor habla como quien tiene autoridad, porque ha
vivido lo que predica.
«Difícilmente se encuentra alguien que dé su vida
por un hombre justo; tal vez alguno sea capaz de morir por un bienhechor. Pero
la prueba de que Dios nos ama es que Cristo murió por nosotros cuando todavía
éramos pecadores.» (Rm 5,7-8), pero antes de eso «pasó haciendo el bien» (Hch 10,38), porque «no vino para
ser servido, sino para servir y dar su vida» (Mc 10,45), dándola hasta el fin (cf. Jn 13,1), pero «los hombres
prefirieron las tinieblas a la luz» (Jn 3,19), sin embargo, en el cúlmen del
sufrimiento que le inflinjieron injustamente «Jesús decía: "Padre,
perdónalos, porque no saben lo que hacen"» (Lc 23,34), debido a que es «un Dios bondadoso y
compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia» (Jon 4,2) y «Porque Dios no
envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él» (Jn 3,17).
Nosotros, que nos llamamos cristianos (=seguidores
de Cristo) tenemos el mandato (Jn 13,34), y, como si fuera poco, nos provee también de la
fuerza para lograrlo, «porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado» (Rm 5,5).
Entonces, ¿qué nos falta para vivir esta palabra?.
Espiritu de Dios llena nuestra vida, hazte espacio
en nuestro corazón ocupado por el egoísmo y la falta de consideración por el
hermano, danos la fuerza que nos falta y nos falla para amar como era el plan
original de Dios. Amén.
Destrabando la
lengua para anunciar lo que hemos oído de la Paz, Amor y Alegría del Reino,
Miguel.
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