12 de septiembre de 2012
Miércoles de la Vigésimo Tercera
Semana Durante el Año
El Santísimo Nombre de María
Lecturas de
hoy:
I Corintios
7, 25-31 / Salmo 44, 11-12. 14-17 ¡Escucha, hija mía, mira y presta atención!
EVANGELIO
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 6,
20-26
Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: «¡Felices
ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece!
¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán
saciados!
¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán!
¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los
excluyan, los insulten y los proscriban, considerándolos infames a causa del
Hijo del hombre!
¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la
recompensa de ustedes será grande en el cielo. De la misma manera los padres de
ellos trataban a los profetas!
Pero ¡ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo!
¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque
tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la
aflicción y las lágrimas!
¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera
los padres de ellos trataban a los falsos profetas!»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Hoy nuestra Iglesia celebra una fiesta mariana: el
Santo Nombre de María. El nombre para la cultura judeocristiana conlleva la
esencia de la persona.
Y por coincidencia –o Dios-cidencia- el evangelio
correspondiente al día litúrgico nos trae palabras de Jesús que sin estar
referidos a su madre, se le aplican sin duda, ya que es la “feliz por haber
creído” (Lc 1,45. 48; cf Lc
11,28).
Ella fue pobre: tuvo a su hijo «en un pesebre,
porque no había lugar para ellos en el albergue» (Lc 2,6). A ella y a todos los de su condición «el Reino de Dios les pertenece».
Tuvo hambre. Como su pueblo. Hambre más potente que
de pan, de la Palabra
de Dios (Dt 8,3). Ella y todos quienes
viven la Palabra
«serán saciados» (cf. Jr 31,14).
Lloró. Cuando le anuncian que una espada le
atravesará el corazón, y, por cierto, también en la cruz (Jn 19,25). Ningún dolor es
desoído por Dios, por lo que ella y todo aquel que ha sufrido por el Reino,
reirá (Sal 126,5-6).
Fue perseguida. Cuando tuvo que huir a Egipto (Mt 2,14), por ejemplo. Quien, como ella, es perseguido por la
justicia tiene recompensa en el amor del Padre (Mt 10,40-42).
Los cristianos (de los que María es precursora)
tenemos en las bienaventuranzas un perfil de la manera de actuar en esta vida
para la Vida
eterna, «porque la apariencia de este
mundo es pasajera» (1L).
Señor, que quieres nuestra felicidad, nuestro gozo
completo y nuestra vida en abundancia, concédenos asemejarnos a tu madre en las
bienaventuranzas, comenzando por creer lo que nos anuncias y siguiendo con
poner en práctica esa Palabra. Así sea.
Destrabando la
lengua para anunciar lo que hemos oído de la Paz, Amor y Alegría del Reino,
Miguel.
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