25 de agosto de 2012
Sábado de la Vigésima Semana
Durante el Año
Lecturas de hoy:
Ezequiel 43,
1-7 / Salmo 84, 9-14 La gloria del Señor habitará en nuestra
tierra.
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según
san Mateo 23, 1-12
«Los escribas y fariseos ocupan la
cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no
se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan pesadas cargas y las
ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni
siquiera con el dedo.
Todo lo hacen para que los vean:
agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar
los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas,
ser saludados en las plazas y oírse llamar "mi maestro" por la gente.
En cuanto a ustedes, no se hagan
llamar "maestro", porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes
son hermanos. A nadie en el mundo llamen "padre", porque no tienen
sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco "doctores",
porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías.
Que el más grande de entre ustedes se
haga servidor de los otros, porque el que se ensalza será humillado, y el que
se humilla será ensalzado.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Otra de las palabras que plantean
controversias aún hoy.
El fundamentalista, queriendo seguirla
al pie de la letra, no podría llamar “padre” ni al progenitor, con lo que
contradeciría a su vez el Mandamiento de “honrar padre y madre” (Ex 20,12; cf. Ef
6,1-3), cuando es absolutamente claro, viendo
el contexto, que el único Maestro enseña sobre la soberbia de las autoridades políticas y religiosas de
todos los tiempos, que se alimenta de la pusilanimidad de los demás, quienes
les dan títulos o repiten aquellos que ellos mismos han impuesto.
La intención es «que
el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros», a ejemplo de Él mismo (cf Mt 20,28).
Nos ocurrió en la Capilla hace poco
tiempo que el sacerdote a quien le correspondió la homilía sobre este evangelio,
planteó coloquialmente que a él, desde que llegaba se lo “padreaba” para arriba
y para abajo, cuestionando la actitud de los laicos que, de esa y otras
maneras, pone al consagrado por encima de sí mismos, situación que, cuando se
extrema, puede llegar hasta a los abusos que hieren la confianza intraeclesial
en la actualidad. Sin embargo, la reacción de la asamblea y los comentarios
posteriores fueron más bien en el sentido de conservar una práctica por sobre
el anuncio profético recibido.
Hay que tener muy presente que no
tenemos «más que un Maestro»;
sólo un Padre, el celestial; y sólo «un
Doctor, que es el Mesías» «y
la tierra se iluminó con su Gloria» (1L). Porque el Reino se construye entre iguales: «todos
ustedes son hermanos», sólo así «El Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará desde el cielo» (Sal).
Necesitamos más conversión.
Espíritu Santo, Maestro de vida, limpia
nuestras formas de vivir la fe, de manera que estén acordes a la Palabra y la
intención del Doctor Santo y la voluntad del Padre celestial. Que así sea.
Alimentados del
Pan de Vida llenamos nuestra Paz, Amor y Alegría de la sabiduría del Reino,
Miguel.
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