Pertenecemos a la Parroquia Santo Cura de Ars, atendida pastoralmente por la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (Dehonianos).

Nos ubicas en Pirámide 565, paradero 11 ½ de Santa Rosa. Comuna de San Miguel, Santiago de Chile.
Nuestras actividades se despliegan durante la semana; nuestra celebración dominical es a las 10:15. Bienvenid@s.





ATENCIÓN

A contar del 1 de Enero de 2013 las Meditaciones diarias del evangelio se encuentran en: http://pazamoryalegria.blogspot.com/

miércoles, 22 de agosto de 2012

Una imagen de cómo es el corazón del Padre Dios


22 de agosto de 2012
Miércoles de la Vigésima Semana Durante el Año

Lecturas de hoy:
Ezequiel 34, 1-11 / Salmo 22, 1-6 El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     19, 30—20, 16
Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros. Porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña.
Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza,  les dijo: 'Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo'.
Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.
Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: '¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?'.
Ellos les respondieron: 'Nadie nos ha contratado'. Entonces les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña'.
Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: 'Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros'.
Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario.
Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario.
Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: 'Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada'.
El propietario respondió a uno de ellos: 'Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti.
¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?'.
Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos".
Palabra del Señor.

MEDITACION
A la parábola que relata hoy el Señor, aún muchos la ven injusta. Puede ser. Pero “el propietario” parece no querer ser justo, sino bondadoso: «¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?». “Justo”, según nuestros parámetros, sería que fuese decreciendo el monto a pagar a cada grupo de trabajadores según el tiempo que llevaban trabajando.
Pero, como tiene derecho a “disponer de sus bienes como le parece”, remunera de la misma manera con que había acordado a los primeros a todos los demás.
Jesús no es economista, su relato pretende darnos una imagen de cómo es el corazón del Padre Dios, fuente y culmen del Reino, por lo que hay que salirse del tema del denario para quedarse en el de «dar a este que llega último lo mismo que a ti». Es decir, el regalo de su amor sin medida y absolutamente generoso, es igual para quien ha nacido y crecido en la fe que para el recientemente convertido; para el que cree y para quien no, pero actua como debiese un creyente; para buenos y malos. Porque nadie lo merece, cualquiera que sea su conducta (cf. Rm 5,7-8; Tit 3,4-5).
Vivir bien esa fe es la forma de recibir agradecidamente su amor (Col 3,17).

Gracias, Padre, por darnos tanto amor inmerecido; gracias, Señor Jesús, por ser ese Buen Pastor que no permite que nada nos falte; gracias Santo Espíritu divino, por alimentarnos la sabiduría con el Pan de la Palabra; gracias, Santísima Trinidad, comunidad de amor, por recibirnos en tu seno y enviarnos a acoger a tus otros hijos, nuestros hermanos, como forma de mostrarnos agradecidos.

Alimentados del Pan de Vida llenamos nuestra Paz, Amor y Alegría de la sabiduría del Reino,
Miguel.

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