Pertenecemos a la Parroquia Santo Cura de Ars, atendida pastoralmente por la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (Dehonianos).

Nos ubicas en Pirámide 565, paradero 11 ½ de Santa Rosa. Comuna de San Miguel, Santiago de Chile.
Nuestras actividades se despliegan durante la semana; nuestra celebración dominical es a las 10:15. Bienvenid@s.





ATENCIÓN

A contar del 1 de Enero de 2013 las Meditaciones diarias del evangelio se encuentran en: http://pazamoryalegria.blogspot.com/

martes, 21 de agosto de 2012

Rico es todo aquel que se aferra a lo material hasta el punto de perder la herencia de Vida eterna


21 de agosto de 2012
Martes de la Vigésima Semana Durante el Año

Lecturas de hoy:
Ezequiel 28, 1-10 / Salmo Dt 32, 26-30. 35-36 Yo doy la muerte y la vida.

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     19, 23-30
Jesús dijo entonces a sus discípulos: «Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos. Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos.»
Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: «Entonces, ¿quién podrá salvarse?»
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: «Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible.»
Pedro, tomando la palabra, dijo: «Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?»
Jesús les respondió: «Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna.
Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros.»
Palabra del Señor.

MEDITACION
A lo largo de la historia muchos «quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: “Entonces, ¿quién podrá salvarse?”». Porque, por la forma en que hemos estructurado nuestras sociedades, el fin de nuestras vidas es, digan lo que digan, ser ricos…y también salvarnos (ojalá).
Hay predicadores que han intentado ablandar la Palabra, explicando que el Maestro se refiere a una especie de “pobreza espiritual”. En esas ocasiones viene al caso la sentencia: «Ellos son del mundo, por eso hablan el lenguaje del mundo y el mundo los escucha» (1 Jn 4,5)
Para no ser del mundo acogiendo sus enseñanzas, ni «crean a cualquiera que se considere inspirado: pongan a prueba su inspiración, para ver si procede de Dios, porque han aparecido en el mundo muchos falsos profetas» (1 Jn 4,1). Su inspiración no parece ser la de Dios, ya que este aserto, si nos fijamos, viene justo después del episodio del joven rico en que, recordemos, le indica: «Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús ve, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme.» (Mt 19,21). O sea, no cabe duda: está hablando de riquezas materiales. Y cuando él «se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes» (Mt 19,22) dejó reflexionando al Señor en el hecho evidente de que las personas solemos aferrarnos a lo material (cf. Sal 62,11) hasta el punto de dejar pasar la oportunidad de obtener «como herencia la Vida eterna».
Por eso nos hace esa advertencia tan ruda. Porque puede que nosotros no seamos millonarios, y sin embargo actuemos igual con nuestras pocas pertenencias: «Tu corazón se llenó de arrogancia y dijiste: “Yo soy un dios”» (1L),  que “me fío de mis medios materiales, por lo que no necesito a Dios”. Tendríamos un corazón de rico y también caeríamos en aquella actitud que le duele al Señor.
Es difícil «que un camello pase por el ojo de una aguja», pero ya sabemos que no imposible, al menos para Dios. Siempre es complejo optar por lo que nos propone, pero eso es la fe: confiar esperanzadamente en su Palabra y su acción misericordiosa en nuestra vida.

Perdón, Señor, por actuar y vivir como el rico del episodio de hoy, incapaces de “vender” posesiones, privilegios, tiempo… y regalarlo generosamente a los pobres materiales y a los pobres de tu presencia, siguiéndote por el camino de la justicia y el servicio. Conviértenos, Señor. Amén.

Alimentados del Pan de Vida llenamos nuestra Paz, Amor y Alegría de la sabiduría del Reino,
Miguel.

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