18 de agosto de 2012
Sábado de la Décimo Novena Semana Durante el
Año
SAN ALBERTO HURTADO
Lecturas de
hoy:
Ezequiel
18, 1-10. 13. 30-32 / Salmo 50, 12-15. 18-19 Crea en mí, Dios mío, un corazón puro.
EVANGELIO
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 19,
13-15
Trajeron entonces a unos niños para que les impusiera las
manos y orara sobre ellos. Los discípulos los reprendieron, pero Jesús les
dijo: «Dejen a los niños, y no les impidan que vengan a mí, porque el Reino de
los Cielos pertenece a los que son como ellos.»
Y después de haberles impuesto las manos, se fue de allí.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Hoy en nuestro país es el Día de la Solidaridad. Y no
tendrá la misma repercusión que otros, porque aún los comerciantes no han
descubierto la forma de “venderlo” como han hecho con otras fechas… Pero está
bien que así sea, pues la solidaridad no hace ruido (cf. Mt
6,3).
Se instituyó este día en honor a Alberto Hurtado Cruchaga,
sacerdote jesuita conocido por su ministerio de auxilio a los pobres y
desamparados, a quien la iglesia celebra en esta fecha. El Padre Hurtado se
tomó en serio la enseñanza sobre el juicio final en Mt 25, 34ss, viendo en el
pobre a Cristo y sirviéndolo en ellos, por eso es reconocido como el campeón de
la solidaridad.
Rescató a muchos niños de las “caletas” en el río Mapocho
que posteriormente se educaron y pudieron valerse por ellos mismos, también
haciendo eco del evangelio que se nos ofrece hoy.
Además, se lo reconocía por su sonrisa permanente, porque
conocía «la alegría de tu salvación» (Sal) y la
mantenía, con su frase “Contento, Señor, contento”, aún en los momentos dolorosos
de su enfermedad terminal.
«Si un
hombre es justo y practica el derecho y la justicia; […] si da su pan al
hambriento y viste al desnudo; […] si camina según mis preceptos y observa mis
leyes, obrando con fidelidad, ese hombre es justo y seguramente vivirá -oráculo
del Señor- » (1L). Él, era con certeza un hombre justo y vive en
nuestros corazones y el de muchos aún no cristianos. El mejor homenaje que se
le puede hacer es, más que dirigirle ritos, apoyar el trabajo que hacía y, en
lo posible, imitarlo (cf. Mt 9,13).
Señor, para recordarnos tu mandamiento del amor, nos
enviaste al Padre Alberto Hurtado, quien vio siempre a Jesucristo, tu hijo, en
la persona de su prójimo, especialmente en los más necesitados; te pedimos
encarecidamente que para perpetuar su obra, nos concedas imitar su ejemplo, tratando
también de encontrar y asistir a Jesucristo en la persona de los pobres, con un
amor y respeto semejante al suyo. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Alimentados del
Pan de Vida para practicar la Paz,
el Amor y la Alegría,
a ejemplo de Cristo,
Miguel.
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