2 de julio de 2012
Lunes de la Décimo Tercera
Semana Durante el Año
Lecturas de
hoy:
Amós 2, 6-10. 13-16 / Salmo 49, 16-23 Entiendan bien esto, los que olvidan a Dios.
EVANGELIO
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 8,
18-22
Al verse rodeado de tanta gente, Jesús mandó a sus
discípulos que cruzaran a la otra orilla. Entonces se aproximó un escriba y le
dijo: «Maestro, te seguiré adonde vayas.»
Jesús le respondió: «Los zorros tienen sus cuevas y las aves
del cielo sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la
cabeza.»
Otro de sus discípulos le dijo: «Señor, permíteme que vaya
antes a enterrar a mi padre.»
Pero Jesús le respondió: «Sígueme, y deja que los muertos
entierren a sus muertos.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
En estos tiempos, con toda
la experiencia que se ha a acumulado en estrategias de marketing y la costumbre
de tomar cuidadosas medidas para no ser mal evaluados por las encuestas, se ve
muy extraña la actitud de Jesús, quien, según esos criterios, debiese haber
suavizado las formas de responder a esas personas que aparentemente quieren ser
sus seguidores.
Pero, ya se sabe, Él no se
queda en las apariencias, sino que le importa lo profundo del alma humana.
Entonces, como probablemente se ha dado cuenta de que estas personas se
interesan en él principalmente porque le han visto hacer gran cantidad de
prodigios (cf. Mt 8,1-17), pone a prueba la tenacidad de esos
aspirantes a seguidores con dos de las objeciones más potentes: el bienestar
material y las relaciones familiares, más tarde dirá: « El que ama a su padre o a
su madre más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija
más que a mí, no es digno de mí » (Mt
10,38).
Por cierto, ese sacrificio
será recompensado, pero no de una manera que la publicidad mercantilista pueda
destacar, ya que sólo el espíritu puede valorar que «el que haya dejado casa,
hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde
ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas,
madres, hijos y, campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro
recibirá la Vida
eterna» (Mc 10,29-30) y, además, cuando Él está primero y se
realiza la voluntad de su Padre indicada más arriba, nos hacemos “hermano,
hermana y madre” suyos (Mc
3,35) y, como además tenemos un Padre
común (cf Mt 6,9), y
también una madre (cf. Jn 19,26-27), nuestra familia se amplía a toda la
humanidad, basada en Dios mismo.
Entonces, la pregunta de
hoy es qué tan libres somos como para renunciar a lo que nos impida servir a
los hermanos, como Él mismo hizo (cf.
Jn 13,34).
Señor, que nos prometes que
quien « va por el buen camino, le haré gustar la
salvación de Dios » (Sal), danos tu mano poderosa, para que apoyados en ella, nos guíes por el
camino de la solidaridad y la fraternidad que quieres de nosotros.
De la abundancia
del amor recibido, suplir las necesidades de Paz, Amor y Alegría de nuestros
hermanos,
Miguel.
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