5 de junio de 2012
Martes de la Novena Semana del
Tiempo Común
Lecturas de
hoy:
II Pedro 3, 11-15. 17-18 / Salmo 89, 2-4 10. 14. 16 Señor, tú has sido nuestro refugio a lo largo de las generaciones
EVANGELIO
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 12,
13-17
Enviaron a Jesús unos fariseos y herodianos para
sorprenderlo en alguna de sus afirmaciones. Ellos fueron y le dijeron:
«Maestro, sabemos que eres sincero y no tienes en cuenta la condición de las
personas, porque no te fijas en la categoría de nadie, sino que enseñas con
toda fidelidad el camino de Dios. ¿Está permitido pagar el impuesto al César o
no? ¿Debemos pagarlo o no?»
Pero él, conociendo su hipocresía, les dijo: «¿Por qué me
tienden una trampa? Muéstrenme un denario.»
Cuando se lo mostraron, preguntó: «¿De quién es esta figura
y esta inscripción?»
Respondieron: «Del César.»
Entonces Jesús les dijo: «Den al César lo que es del César,
y a Dios, lo que es de Dios.»
Y ellos quedaron sorprendidos por la respuesta.
Palabra del Señor.
MEDITACION
« Nosotros, de acuerdo con la promesa del Señor,
esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva donde habitará la justicia.» (1L), Pero
¡atención! la espera cristiana no es pasiva, requiere una acción (cf. Mc
1,15), puede pasar por momentos de decepción, cuando parece que todos se
oponen al Reino (cf. Mt 27, 45), pero la Providencia sustenta
al que está a la espera de esta manera dinámica, porque cuando se busca «
primero
el Reino y su justicia » todo lo demás “se nos dará por añadidura” (cf. Mt 6,
33).
Ante el “cielo nuevo y tierra nueva” –que podemos
identificar con el Reino, ya que, en definición de Pablo, « no es cuestión de comida o de bebida, sino de
justicia, de paz y de gozo en el Espíritu Santo » (Rom
14,17)- ya no será necesario preguntar por nimiedades como
impuestos más o menos.
Sin embargo, mientras llega ese tiempo, el seguidor de Jesús
no se apega a los bienes materiales (cf. Mc 10, 21),
recordando que los años de nuestra vida « pasan
pronto, y nosotros nos vamos » (Sal). Por eso, usa sus bienes
para “dar al César”, cumpliendo sus obligaciones (Mt 17, 24-27) y también
“a Dios” ocupándose de las carencias de los demás (cf. Jn
6,5), poniendo sus medios para intentar paliarlas o solucionarlas (cf. Lc
10, 29-37), porque –nunca nos cansemos de recordarlo- en el necesitado
encontramos al mismo Señor (Mt 25, 34-40).
Señor, ayúdanos a caminar según tu Espíritu, aprendiendo a
renunciar a los bienes que nos atan, para que tú ocupes el centro de nuestra
vida, y seamos más libres para seguirte, amándote en el sufriente y pobre,
según tu voluntad. Así sea.
Paz, Amor y
Alegría unidos al Dios Comunidad,
Miguel.
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