4 de junio de 2012
Lunes de la Novena Semana del
Tiempo Común
Lecturas de
hoy:
II Pedro 1, 2-7 / Salmo 90, 1-2. 14-16 Dios mío, confío en ti.
EVANGELIO
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 12,
1-12
Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes,
los escribas y los ancianos:
«Un hombre plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó
una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al
extranjero.
A su debido tiempo, envió a un servidor para percibir de los
viñadores la parte de los frutos que le correspondía. Pero ellos lo tomaron, lo
golpearon y lo echaron con las manos vacías.
De nuevo les envió a otro servidor, y a este también lo
maltrataron y lo llenaron de ultrajes. Envió a un tercero, y a este lo mataron.
Y también golpearon o mataron a muchos otros.
Todavía le quedaba alguien, su hijo, a quien quería mucho, y
lo mandó en último término, pensando: "Respetarán a mi hijo." Pero
los viñadores se dijeron: "Este es el heredero: vamos a matarlo y la
herencia será nuestra." Y apoderándose de él, lo mataron y lo arrojaron
fuera de la viña.
¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, acabará con los
viñadores y entregará la viña a otros.
¿No han leído este pasaje de la Escritura: La piedra que
los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la
obra del Señor, admirable a nuestros ojos?»
Entonces buscaban la manera de detener a Jesús, porque
comprendían que esta parábola la había dicho por ellos, pero tenían miedo de la
multitud. Y dejándolo, se fueron.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Mientras el evangelio nos trae una historia violenta
–anuncio profético de los hechos que viviría el mismo Jesús-, la primera
lectura comienza diciendo: « Lleguen a
ustedes la gracia y la paz en abundancia », lo que Pedro agrega a
continuación explica la diferencia de “climas”: «…por medio del conocimiento de Dios y de Jesucristo, nuestro Señor».
Ese conocimiento fue el que le faltó al pueblo judío (simbolizado en los
viñadores de la parábola) para acoger al Hijo del mismo Dios que ellos conocían
privilegiadamente sobre otros pueblos (cf. Sal 147, 19-20) y eran
los únicos que le adoraban. Pero –la naturaleza humana es así- se resistieron a
aceptar que ese que creían conocer bien, fuese más de lo que aparentaba (cf. Mt
13, 55-56). No podían creer que fuese de la misma naturaleza del
Santísimo (cf. Jn 10, 33), ni aún viendo las obras que
realizaba (cf. Jn 10, 37-38).
Sigamos escuchando a Pedro, para que recojamos el mensaje
que nos llega a los seguidores de Jesús hoy, para que no nos ocurra lo mismo
que al pueblo elegido « Su poder
divino, en efecto, nos ha concedido gratuitamente todo lo necesario para la
vida y la piedad, haciéndonos conocer a aquel que nos llamó por la fuerza de su
propia gloria. Gracias a ella, se nos han concedido las más grandes y valiosas
promesas, a fin de que ustedes lleguen a participar de la naturaleza divina,
sustrayéndose a la corrupción que reina en el mundo a causa de los malos
deseos. Por esta misma razón, pongan todo el empeño posible en unir a la fe, la
virtud; a la virtud, el conocimiento; al conocimiento, la templanza; a la
templanza, la perseverancia; a la perseverancia, la piedad; a la piedad, el
espíritu fraternal, y al espíritu fraternal, el amor.»
Señor, como nos invita el salmista, te decimos que eres
nuestro refugio y nuestro baluarte, el Dios en quien confiamos, Aquel que en
algún momento de nuestra historia nos hiciste descubrir como Padre, desde el
Hijo y por medio del Espíritu Santo. Danos los gracias necesarias para realizar
la obra que esperas de nosotros a fin de hacer llegar tu paz en abundancia a
todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Amén.
Paz, Amor y
Alegría unidos al Dios Comunidad,
Miguel.
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