13 de junio de 2012
Miércoles de la Décima Semana
Durante el Año
Lecturas de
hoy:
I Reyes 18, 20-39 / Salmo 15, 1-2a. 4. 5 y 8. 11 Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.
EVANGELIO
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 5,
17-19
Jesús dijo a sus discípulos:
No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he
venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no desaparecerá ni
una i ni una coma de la Ley,
antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice.
El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y
enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de
los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en
el Reino de los Cielos.
Palabra del Señor.
MEDITACION
La enseñanza de Jesús era diferente de la de los escribas y
fariseos –maestros religiosos, autoridades y representantes de Dios- (Mt
7,28-29). Él contrastaba sus formas de comprender la ley: « Pero yo
les digo » (Mt 5,22.28.32.34.39); cuestionaba la forma como
cumplían la ley (Mt 15,7-9). Y ellos lo criticaban por no respetar sus
tradiciones (Mt 15,2), o por sanar en el día de reposo (Jn. 5,16), por
ejemplo.
Algo de eso podía hacer pensar que quería derogar la ley.
Pero, como sabemos, la ley judía proviene de los Mandamientos. Y el primero y
más importante de éstos es el llamado Shemá,
un equivalente a nuestro Credo:« Escucha, Israel: el Señor, nuestro
Dios, es el único Señor. Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con
toda tu alma y con todas tus fuerzas » (Deut 6,4-5). De ese amor y respeto
brotan todos los demás que posteriormente se van transformando en el sistema
legal de una nación tan teocrática como la suya.
El Hijo, quien nos reveló que « Las
palabras que digo no son mías: el Padre que habita en mí es el que hace las
obras » (Jn 14,10) nunca iba a
enseñar algo diferente que lo necesario « para que este pueblo reconozca que
tú, Señor, eres Dios, y que eres tú el que les ha cambiado el corazón » (1L),
por eso quien pretenda no cumplir o inducir a incumplirla está lejos del Reino.
Y después, agrega algo que la práctica demostró faltarle al
entendimiento humano de esa ley fundamental: « Les doy un mandamiento
nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado » (Jn 13,
34). De esa manera se llegaba a la plenitud de la revelación: Dios no es un
señor solitario y egoísta que espera que lo adulen; toda la Creación y la historia de
la salvación ha ocurrido porque Él quiere nuestra felicidad (cf. Jn
3,16). Por eso, hay un mandamiento “semejante” al principal, consecuencia del
anterior: « Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos
mandamientos dependen toda la Ley
y los Profetas » (Mt 22,39). Y de ellos depende qué tan fieles somos al nombre
de “cristianos” que usamos.
Tengamos siempre presente al Señor, porque si Él está a nuestro
lado, nunca vacilaremos.en la vivencia fiel del gran mandamiento del amor, en
sus dos vertientes: a su propio origen, quien lo merece de nuestra parte; y a
nuestros hermanos, que son hijos amados suyos.
Paz, Amor y
Alegría alimentados por su entrega total,
Miguel.
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