Pertenecemos a la Parroquia Santo Cura de Ars, atendida pastoralmente por la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (Dehonianos).

Nos ubicas en Pirámide 565, paradero 11 ½ de Santa Rosa. Comuna de San Miguel, Santiago de Chile.
Nuestras actividades se despliegan durante la semana; nuestra celebración dominical es a las 10:15. Bienvenid@s.





ATENCIÓN

A contar del 1 de Enero de 2013 las Meditaciones diarias del evangelio se encuentran en: http://pazamoryalegria.blogspot.com/

jueves, 21 de junio de 2012

El Padrenuestro, para hacer realidad la utopía del Reino


21 de junio de 2012
Jueves de la Undécima Semana Durante el Año

Lecturas de hoy:
Eclesiástico 48, 1-14 / Salmo  96, 1-7 Alégrense, justos, en el Señor.

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     6, 7-15
Jesús dijo a sus discípulos:
Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.
Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido. No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.
Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
Palabra del Señor.

MEDITACION
Algo previo: si el Padre sabe qué nos falta, antes de pedirlo, ¿para qué orar?
Primero, porque Él mismo lo quiere así (Fip 4,6-7), ya que « es capaz de hacer infinitamente más de lo que podemos pedir o pensar » (Ef 3,20; cf. Stgo 5,13-18) y, debido a la experiencia que tenemos de su amor, podemos tener « plena confianza de que Dios nos escucha si le pedimos algo conforme a su voluntad. » (1 Jn 5,14; Stgo 4,3). Más aún, para lograr “sintonizar” con esa voluntad, Él mismo pone a nuestra disposición su Espíritu Santo para que nos auxilie en esta comunicación (Rom 8,26-27).
En resumen, oramos porque nos conviene, ya que es lo mejor para nosotros. Pero –no  podía ser de otro modo cuando es algo de Dios- también es un medio para servir a los hermanos (Ef 6,18).
Habiendo visto su utilidad, rescatemos algo de la forma de orar que nos propone el Señor, escarbando en el rico tesoro que nos regala en el fragmento del evangelio de hoy.
Para comenzar, recordemos que oramos, aunque estemos solos, en espíritu de comunidad, a un Padre que no es “mío”, sino « nuestro », en la esperanza de que las semillas del Reino, de las que nos habló el Domingo recientemente pasado, darán frutos abundantes, para que se haga su voluntad, que en la tierra –para ser tan armónica como la del cielo- significa que venceremos el egoísmo y habrá pan para todos cada día; así como habrá una comunidad humana reconciliada porque nos perdonaremos unos a otros. Sin necesitados y en paz, no caeremos en la tentación del materialismo consumista que es el mal actual que infesta a nuestro mundo, del cual vino a librarnos el mismo Hijo, quien « en su vida, hizo prodigios y en su muerte, realizó obras admirables » (1L).
Hoy resucitado es garante de que, poniendo estas palabras en los labios y sus intenciones en el corazón y tomados de su mano, hacemos realidad la utopía del Reino de “santidad y gracia, Verdad y Vida, justicia, amor y paz” (del prefacio de Cristo Rey), con lo que « los cielos proclaman su justicia y todos los pueblos contemplan su gloria » (Sal).

Padre nuestro, te pedimos hoy convertir nuestros corazones para que transformemos nuestro mundo en tu Reino donde se hace tu voluntad de vida plena y bella para todos. Con la fuerza de tu Espíritu y la guía de nuestro Maestro Jesús, tu Hijo. Que así sea.

Trabajando para que germinen las semillas de Paz, Amor y Alegría del Reino,
Miguel.

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