27 de junio de 2012
Miércoles de la Duodécima Semana
Durante el Año
Lecturas de
hoy:
lI Reyes
22, 8-13; 23, 1-3 / Salmo 118, 33-36.39-40 Muéstrame, Señor, el camino de tus preceptos.
EVANGELIO
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 7,
15-20
Jesús dijo a sus discípulos:
Tengan cuidado de los falsos profetas, que se presentan
cubiertos con pieles de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus
frutos los reconocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los
cardos? Así, todo árbol bueno produce frutos buenos y todo árbol malo produce
frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo,
producir frutos buenos.
Al árbol que no produce frutos buenos se lo corta y se lo
arroja al fuego. Por sus frutos, entonces, ustedes los reconocerán.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Dios hace alianzas con
representantes de la humanidad: con Noé (Gn 9,8-17) y con
Abraham (Gn 15,7-21; 17), renovándola con su descendencia (Gn 26; 28, 10-22). Posteriormente, hace la Gran Alianza con el pueblo judío (Ex 24), la que era renovada cada cierto tiempo y ciertos acontecimientos (Jos 24,25-27; y primera lectura de hoy)
Él hizo la primera Alianza
con nosotros el día que el amor de nuestros padres –o quienes actuaron como
tales- responsables de nuestro bienestar total, junto con darnos una lengua,
una cultura y educación, nos ingresaron a la familia de Dios por medio del
bautismo. Y la ha renovado en cada sacramento. Y la sigue renovando cada día de
vida que nos da.
¡Tantas veces el pueblo
elegido renovó su fidelidad a la alianza!. ¡Tantas veces nosotros también hemos
renovado nuestra fe, nuestro cariño, nuestro entusiasmo por Dios! Y otras
tantas veces ellos –y nosotros- « no han
obedecido a las palabras de este libro y no han obrado conforme a todo lo que
está escrito en él » (1L).
El libro, en su caso y el
nuestro es la Biblia. De
acuerdo a la Palabra
que contiene este Libro, ellos y nosotros fuimos llamados a ser árboles buenos,
que produzcan frutos acordes.
Ellos y nosotros seremos
reconocidos (o no) como hijos del Padre Bueno de acuerdo a la calidad de esos
frutos.
Cada uno de nosotros
podemos pedir auxilio para cumplir nuestra parte de la Alianza dando buenos
frutos hoy, orando con el salmista: « Instrúyeme,
para que observe tu ley y la cumpla de todo corazón. Condúceme por la senda de
tus mandamientos, porque en ella tengo puesta mi alegría. Inclina mi corazón
hacia tus prescripciones y no hacia la codicia. ». Que así sea.
Como Juan,
precursores del Señor de la Paz,
el Amor y la Alegría,
Miguel.
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