Pertenecemos a la Parroquia Santo Cura de Ars, atendida pastoralmente por la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (Dehonianos).

Nos ubicas en Pirámide 565, paradero 11 ½ de Santa Rosa. Comuna de San Miguel, Santiago de Chile.
Nuestras actividades se despliegan durante la semana; nuestra celebración dominical es a las 10:15. Bienvenid@s.





ATENCIÓN

A contar del 1 de Enero de 2013 las Meditaciones diarias del evangelio se encuentran en: http://pazamoryalegria.blogspot.com/

jueves, 24 de mayo de 2012

Una responsabilidad-desafío para que los demás crean en el Señor


24 de mayo de 2012
Jueves de la Séptima Semana de Pascua

Lecturas de hoy:
Hechos 22, 30; 23, 6-11 / Salmo  67, 29-30. 33-36 ¡Cantad al Señor, reinos de la tierra!

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan     17, 20-26
Jesús levantó los ojos al cielo y oró diciendo:
«Padre santo, no ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí. Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.
Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno -yo en ellos y tú en mí- para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que yo los amé cómo tú me amaste.
Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo.
Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocí, y ellos reconocieron que tú me enviaste. Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo también esté en ellos.»
Palabra del Señor.

MEDITACION
Continúa el discurso de despedida de Jesús el día anterior a su Pasión, que hemos venido compartiendo hace un tiempo en breves dosis diarias. Y hoy llegamos a la sección en que somos mencionados: « los que, gracias a su palabra, creerán en mí », porque tú, yo y millones más, hemos llegado a creer gracias a la palabra de quienes, como Pablo, difundieron la « esperanza en la resurrección de los muertos » (1L). El Señor ora por nosotros. Pero, como cada gracia recibida, ésta trae aparejada una responsabilidad: « que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste ». No sé si lo habías sopesado: el signo que requieren los no creyentes es que los creyentes se unan.
Hay múltiples denominaciones cristianas, por ejemplo, y cada una intenta “quitar clientes” a la otra, buscando diferenciarse, en vez de resaltar lo que las une que es mucho más importante: el Señor mismo. Ni qué decir del pésimo ejemplo que se da cuando se hacen feos comentarios o críticas malintencionadas acerca de “hermanos” de la misma comunidad.
« Para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado » es una gran responsabilidad-desafío, que, como todos los de Jesús, o se intenta con todo el esfuerzo de que somos capaces, con lo que se produce un acercamiento a su corazón; o se desecha por imposible y se pierde el gozo de su misericordia.

Bendigamos al Señor que nos aconseja, ¡hasta de noche instruye nuestra conciencia! Tenemos siempre presente al Señor, a nuestro lado, nunca vacilaremos. No permitas que te expulsemos de nuestro lado, cuando alejamos a otros hijos tuyos de nosotros. Anímanos a seguir creciendo en sentido de unidad, a imagen y semejanza de la Santísima Trinidad, comunidad de amor. Amén.

Anunciando a toda la creación la Buena Nueva de la Paz, el Amor y la Alegría,
Miguel.

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