29 de mayo de 2012
Martes de la Octava Semana del
Tiempo Común
Lecturas de
hoy:
I Pedro 1, 10-16 / Salmo 97, 1-4 El
Señor manifestó su victoria.
EVANGELIO
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 10,
28-31
Pedro le dijo a Jesús: «Tú sabes que nosotros lo hemos
dejado todo y te hemos seguido.»
Jesús respondió: «Les aseguro que el que haya dejado casa,
hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde
ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas,
madres, hijos y campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro
recibirá la Vida
eterna.
Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán
los primeros.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Pedro, se sabe, era transparente: solía expresar sus
sentimientos claramente. Tal vez por eso tenía ese lugar tan destacado en el
corazón del Maestro, quien aborrecía la falsedad (cf. Mt 6, 2. 5. 16; 7, 5, etc.). Esta vez,
después de la advertencia acerca del desprendimiento de lo material necesario
para entrar en el Reino, que veíamos ayer, a nombre de todos sus discípulos, le
plantea la inquietud por el futuro de ellos que lo habían « dejado
todo » para seguirlo. La respuesta de Jesús recuerda la generosidad de Dios (cf. Sal 68, 10-11; Sal 145, 9; Mt 6, 26;
Deut 8, 7-10).
Pedro abunda en lo mismo (1L) al proclamar que la salvación es una « gracia destinada a ustedes », que los
profetas a través de la historia « estaban al servicio de un
mensaje destinado no a sí mismos, sino a ustedes », que las enseñanzas que hemos recibido han sido « por obra de quienes, bajo
la acción del Espíritu Santo enviado desde el cielo, les transmitieron la Buena Noticia que
los ángeles ansían contemplar ». La consecuencia de todo
lo anterior es, ni más ni menos « Así como aquel que los
llamó es santo, también ustedes sean santos en toda su conducta » (cf. Lev. 19, 2; Mt 5, 48).
Cuando los discípulos actúan como tales, es decir,
siguiendo las enseñanzas de su Maestro ocurre (así lo demuestra la vida de
millares de cristianos en estos dos milenios) que « Los confines de la tierra
han contemplado el triunfo de nuestro Dios.» (Sal).
Aclame al Señor toda la tierra, prorrumpan en cantos
jubilosos, porque su generosidad es mayúscula. Nos ha dado todo, hasta su Hijo,
quien dio la vida y al Espíritu Santo, quien nos la ha renovado. Por esas y
tantas maravillas más, gracias, Señor.
Con el impulso
del Espíritu Santo, manifestación de la
Paz, el Amor y la
Alegría,
Miguel.
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