28 de mayo de 2012
Lunes de la Octava Semana del
Tiempo Común
Lecturas de hoy:
I Pedro 1, 3-9 / Salmo 110, 1-2. 5-6. 9-10 El Señor se
acuerda eternamente de su alianza.
EVANGELIO
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 10,
17-27
Cuando se puso en camino, un hombre corrió hacia él y,
arrodillándose, le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna?".
Jesús le dijo: "¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es
bueno.
Tú conoces los mandamientos: No matarás, no cometerás
adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie,
honra a tu padre y a tu madre".
El hombre le respondió: "Maestro, todo eso lo he
cumplido desde mi juventud".
Jesús lo miró con amor y le dijo: "Sólo te falta una
cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el
cielo. Después, ven y sígueme".
Él, al oír estas palabras, se entristeció y se fue apenado,
porque poseía muchos bienes.
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
"¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!".
Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero
Jesús continuó diciendo: "Hijos míos, ¡Qué difícil es entrar en el Reino
de Dios!.
Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja,
que un rico entre en el Reino de Dios".
Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a
otros: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?".
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los
hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible".
Palabra del Señor.
MEDITACION
Después de Pentecostés volvemos al tiempo litúrgico
normal, “ordinario”. Durante este año, Ciclo B, nos acompaña el evangelio de
Marcos.
A propósito del fragmento que leemos hoy, meditamos
en que los biblistas suelen recordarnos que en la época de Jesús se consideraba
que a quien le iba bien en la vida (especialmente en lo económico), Dios estaba
con él. Hoy también. Tal vez no desembozadamente, pero sí en las intenciones y
hasta en las oraciones se percibe que en vez de decir « que se haga tu voluntad en la tierra como en
el cielo » (Mt 6, 10; cf. Mt 26, 39), pretendemos hacer
“trueques”: “como yo rezo rosarios, voy a Misa, doy limosnas…etc., merezco que
tú, Dios, me des lo que te pido”. El concepto es: nos merecemos lo bueno y Dios
nos ha abandonado cuando no toca lo malo.
Hoy Pedro enseña (1L) que Dios « en su gran misericordia,
nos hizo renacer, por la resurrección de Jesucristo, a una esperanza viva, a
una herencia incorruptible, incontaminada e imperecedera ». Nada de méritos personales. Nadie es digno de nada respecto a la Santidad de Dios (cf. Sal 24), el único que
« es bueno », para quien « todo es posible », incluso que el injusto
que ama más el tesoro de la tierra que el del cielo, el acumulador egoísta, el
insolidario que no comparte con los pobres (es decir, tú, yo y la sociedad que
hemos construido y mantenemos sin mayor cuestionamiento) « podrá
salvarse ».
Demos gracias al Señor de todo corazón, porque grandes
son sus obras: Él envió la redención a su pueblo, dándonos una herencia
incorruptible, incontaminada e imperecedera, que nos enseñó a mirar los bienes
materiales como medio de servir a los necesitados y nos hizo renacer para ver
con sus ojos lo que es justo e injusto en el mundo en que vivimos y actuar en
consecuencia. ¡El Señor es digno de alabanza eternamente!
Con el impulso
del Espíritu Santo, manifestación de la
Paz, el Amor y la
Alegría,
Miguel.
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