8 de mayo de 2012
Martes de la Quinta Semana de
Pascua
Lecturas de
hoy:
Hechos 14, 19-28 / Salmo 113b, 1-4. 15-16 Que tus fieles anuncien la gloria de tu
reino, Señor.
EVANGELIO
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Juan 14,
27-31
Jesús dijo a sus discípulos:
«Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el
mundo. ¡No se inquieten ni teman!
Me han oído decir: 'Me voy y volveré a ustedes'. Si me
amaran, se alegrarían de que vuelva junto al Padre, porque el Padre es más
grande que yo.
Les he dicho esto antes que suceda, para que cuando se
cumpla, ustedes crean.
Ya no hablaré mucho más con ustedes, porque está por llegar
el Príncipe de este mundo: él nada puede hacer contra mí, pero es necesario que
el mundo sepa que yo amo al Padre y obro como él me ha ordenado. Levántense,
salgamos de aquí.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
“El Príncipe de este mundo”, lamentablemente, como
experimentamos a diario, no es el Bueno. Porque nuestra humanidad le otorga al
Tentador poder sobre nosotros, permitiendo que nos gane el egoísmo, el
materialismo, el individualismo… en fin, todas esas actitudes que cierran el paso
a vivir en el amor, que es lo que querría el Rey del Universo.
Sin embargo, y pese a esto, el Señor nos otorga un
arma valiosa para no ser vencidos: nos da Su Paz. Un ejemplo de cómo actúa ésta
en un discípulo misionero lo encontramos en el relato de la primera lectura:
Pablo, con su palabra y trabajo apostólico lograba que el pueblo sintiera que
se estaba cumpliendo la
Palabra del Salmo “Que
todas tus obras te den gracias, Señor, y tus fieles te bendigan; que anuncien
la gloria de tu reino y proclamen tu poder”. Por lo que, en una actitud
típica de las que inspira el “padre de la mentira” , como también lo llama
Jesús (Jn 8, 44), se engaña a la multitud para ponerla en contra del Apóstol e intentar
matarlo. Así logra la “paz” de la mala conciencia, la del silenciamiento, no
del convencimiento. Es “como la da el
mundo”: es una “paz” de aplastamiento, de derrota, la paz de los
cementerios...
La paz que Jesús nos da es fecunda, vitaliza, hace
crecer, es la que le permite a Pablo, luego de un mal momento como ese, no
acobardarse ni vengarse, sino por el contrario, continuar la misión y, junto
con Bernabé, “confortaron a sus
discípulos y los exhortaron a perseverar en la fe, recordándoles que es
necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios”.
Más aún, siguieron fortaleciendo y desarrollando la Iglesia: “En cada comunidad establecieron
presbíteros, y con oración y ayuno, los encomendaron al Señor en el que habían
creído”.
Como hijos de la Pascua de Resurrección, preguntémonos hoy, en primer
lugar, si estamos buscando correctamente paz para nuestra vida. A modo de
ejemplo ¿nuestra existencia se arrastra “soportando” la rutina diaria a la
espera del descanso (la “paz”) del fin de semana? ¿O trabajamos para acceder al
estado de paz que produce frutos, al que hace plena la vida día a día, a la Paz que siempre está unida al
Amor y la Alegría
(cf. Gal 5, 22; Jn 14, 27;
15,9; 15,11), en suma, a la paz que proviene sólo del Señor?
Configúranos contigo, Señor, haznos instrumentos de
tu paz. Levántanos, vámonos de ahí, del lugar donde el príncipe de este mundo
pretende silenciarte y permítenos vencer la inquietud y el temor, es decir, que
venza la fe en ti y tu Palabra salvadora. Amén.
Unido al Árbol
de la Vida para poder
dar frutos de Paz, Amor y Alegría,
Miguel.
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