PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
15 de abril de 2012
Segundo Domingo de Pascua (o de la Divina Misericordia)
Lecturas de hoy:
Hechos 4, 32-35 / Salmo Sal 117, 2-4. 16-18. 22-24 ¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor! / I Juan 5, 1-6
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 20, 19-31
Al atardecer del primer día de la semana, estando cerradas las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, por temor a los judíos, llegó Jesús y poniéndose en medio de ellos, les dijo: «¡La paz esté con ustedes!»
Mientras decía esto, les mostró sus manos y su costado. Los discípulos se llenaron de alegría cuando vieron al Señor.
Jesús les dijo de nuevo: «¡La paz esté con ustedes! Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes.» Al decirles esto, sopló sobre ellos y añadió: «Reciban el Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los retengan.»
Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. Los otros discípulos le dijeron: «¡Hemos visto al Señor!»
El les respondió: «Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré.»
Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: «¡La paz esté con ustedes!»
Luego dijo a Tomás: «Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe.»
Tomás respondió: «¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús le dijo: «Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!»
Jesús realizó además muchos otros signos en presencia de sus discípulos, que no se encuentran relatados en este Libro. Estos han sido escritos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y creyendo, tengan Vida en su Nombre.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Partamos por el final. El objetivo del evangelista para contarnos toda esta historia que con este párrafo termina (el capítulo 21 probablemente es un añadido posterior) es para que alimentemos nuestra fe y con ello accedamos a la Vida, con mayúscula, como la destaca Juan.
El texto central con que nos regala hoy la liturgia, nos ayuda a creer en Él como Mesías e Hijo de Dios, al ver a Jesús, quien en el momento de reencuentro con aquellos que lo abandonaron, quienes se habían decepcionado y quienes le habían traicionado, en vez de reprocharles todo ello, ¡les ofrece su paz!; nos ayuda a creer en Él como Mesías e Hijo de Dios, al ver a Jesús en el esplendor de su amor misericordioso al otorgar el Espíritu Santo y el poder de perdonar; nos ayuda a creer en Él como Mesías e Hijo de Dios, al ver a Jesús regalando generosamente la alegría del reencuentro con sus amigos.
El caso de Tomás nos hace recordar que nadie cree sólo por lo que le digan, pero a la vez es imposible creer sin que alguien nos hable de su fe. También que la fe es personal (o no existirían no creyentes), pero que se vive en comunidad, que es donde preferentemente se manifestó Jesús Resucitado.
Entonces, lo que escuchamos en la Palabra de este domingo, lo que nos dice la experiencia de fe de la Iglesia, es que en la primera lectura –tomada del libro que relata los primeros pasos de la primera comunidad- nos encontramos con personas que se ven alegres compartiendo sus bienes fraternalmente; mientras en el salmo nos gozamos del amor eterno del Señor, que ha podido disfrutar la comunidad del pueblo de Israel; y en la segunda lectura se nos brinda la paz de sabernos vencedores del mundo contrario a Dios por medio de la fe impregnada de amor a los demás, la comunidad de los bautizados.
Este día que, además de celebrar el segundo Domingo de Pascua, es la fiesta de tu Misericordia, queremos darte gracias nuevamente por esos y todos los otros dones con que adornas y haces más plenas nuestras vidas. Gracias, Señor.
Paz, Amor y Alegría para tu día y tu vida.
Miguel.
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