21 de abril de 2012
Sábado de la Segunda Semana de Pascua
Lecturas de hoy:
Hechos 6, 1-7 / Salmo Sal 32, 1-2. 4-5. 18-19 Señor, que tu amor descienda sobre nosotros,
conforme a la esperanza que tenemos en ti.
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 6, 16-21
Al atardecer, sus discípulos bajaron a la orilla del mar y se embarcaron, para dirigirse a Cafarnaún, que está en la otra orilla. Ya era de noche y Jesús aún no se había reunido con ellos. El mar estaba agitado, porque soplaba un fuerte viento.
Cuando habían remado unos cinco kilómetros, vieron a Jesús acercarse a la barca caminando sobre el agua, y tuvieron miedo. El les dijo: «Soy yo, no teman.»
Ellos quisieron subirlo a la barca, pero esta tocó tierra en seguida en el lugar adonde iban.
Palabra del Señor.
MEDITACION
El evangelio relata una tormenta física en el mar; la primera lectura, una tormenta virtual de roces entre miembros de distinta procedencia en la primera comunidad, porque ésta la formaban seres humanos como todos nosotros. Por eso también tenemos dificultades de relaciones en nuestras comunidades.
Quienes estudian las relaciones interpersonales dicen que una de las causas de los conflictos se origina en el temor: a perder privilegios, a que los nuevos integrantes quiebren el ambiente que ya existía, a que las dificultades inevitables tensionen y pongan en entredicho la autoridad de los fundadores, a que los nuevos desafíos nos lleven por nuevos caminos que desvíen lo que era nuestra idea original… etc.
El Señor tiene poder para caminar sobre aguas turbulentas y en las distintas dificultades personales y comunitarias se hace presente para darnos la paz: en el evangelio protegiendo de la amenaza; en la primera lectura, otorgando la sabiduría para dar inicio a la institución de los Diáconos; y hoy y siempre, enviando su Espíritu para seguir sorteando los obstáculos que siempre pondrá el mal (cf. 1 Pe 5, 8), por eso “el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella” (Mt 16, 18), “conforme a la esperanza que tenemos” en su poderoso amor (Salmo), el que nos acompañará y guiará “hasta el fin del mundo” (cf. Mt 28, 20).
Señor, creemos que, si bien amas la justicia y el derecho, más aún llenas la tierra de tu amor, porque tus ojos piadosos están fijos sobre los que esperan en tu misericordia. Por eso, porque estás presente y seguirás estando en las distintas encrucijadas personales y comunitarias, aliviando nuestras angustias diciéndonos “Soy yo, no teman”: gracias, Señor.
Paz, Amor y Alegría para tu día y tu vida.
Miguel.
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