24 de abril de 2012
Martes de la Tercera Semana de
Pascua
Lecturas de
hoy:
Hechos 7, 51—8, 1 / Salmo Sal 30, 3-4. 6-8. 17. 21 Señor, yo pongo mi vida en tus manos.
EVANGELIO
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Juan 6,
30-35
La gente dijo a Jesús:
«¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué
obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de
comer el pan bajado del cielo.»
Jesús respondió: «Les aseguro que no es Moisés el que les
dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; porque el pan
de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo.»
Ellos le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan.»
Jesús les respondió: «Yo soy el pan de Vida. El que viene a
mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Ambas lecturas de hoy son continuación y desarrollo
de las de ayer.
La valentía, con la fuerza del Espíritu, del primer
mártir de la Verdad
que recuerda nuestra fe (1ª. lectura) es reflejo de la de su Maestro
(evangelio), quien no repara en si lo que dice les molestará o conmocionará a
sus auditores, con tal de anunciar la Buena
Noticia.
Ambos tenían como tesoro invaluable la construcción
y el desarrollo del Reino. Ese Reino que se realiza según la voluntad del
Padre, aquí igual que en el cielo (Mt 6, 10). Dios “ha puesto un límite a su poder al
reconocer la libertad de sus criaturas”, reflexionaba hace un tiempo el Papa
Benedicto (Homilía en Friburgo, septiembre 2011), para recordarnos que no nos
obliga a nada y, sin embargo, como hemos meditado en otro momento, aprovecha
las decisiones que tomamos para ir forjando su plan misterioso.
Tertuliano, un teólogo del siglo II acuñó la frase “la
sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos”. Aquí podemos ver que
el martirio de Esteban estuvo en los albores de lo que sería la vocación de
Saulo, después conocido como san Pablo.
Por otro lado, la búsqueda ansiosa del pan de trigo
será ocasión para el Señor de anunciar por primera vez al pan de Vida, el que
quita el hambre eterna.
¿Cómo usamos nuestra libertad? ¿Creemos y queremos
que “no se haga mi voluntad, sino la tuya”? (Lc 22, 42), conscientes de que el Padre que está en el
cielo sabe bien lo que necesitamos y nos lo concederá, si buscamos “primero el
Reino y su justicia” (cf. Mt 6,
32-33), apartándonos del camino de la mentira y eligiendo el
camino de la verdad (cf. Salmo).
Padre nuestro, que moras en el Cielo, haz crecer
nuestra fe y confianza en tu amor para ir logrando poco a poco a hacer carne lo
que oramos diciéndote que se haga tu voluntad. Porque tuyo es el Reino, el
Poder y la Gloria,
por los siglos de los siglos. Amén.
Paz, Amor y
Alegría para tu día y tu vida.
Miguel.
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