PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA
DEL SEÑOR
29 de abril de 2012
Cuarto Domingo de Pascua
Lecturas de
hoy:
Hechos 4, 8-12 / Salmo Sal 117, 1. 8-9. 21-23. 26. 28-29 Den gracias al Señor, porque es bueno, porque
es eterno su amor./ I Juan 3,
1-2
EVANGELIO
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Juan 10,
11-18
En aquel tiempo, Jesús dijo:
«Yo soy el buen Pastor. El buen Pastor da su vida por las
ovejas. El asalariado, en cambio, que no es el pastor y al que no pertenecen
las ovejas, cuando ve venir al lobo las abandona y huye, y el lobo las arrebata
y las dispersa. Como es asalariado, no se preocupa por las ovejas.
Yo soy el buen Pastor: conozco a mis ovejas, y mis ovejas me
conocen a mí -como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre- y doy mi vida
por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este corral y a las
que debo también conducir: ellas oirán mi voz, y así habrá un solo Rebaño y un
solo Pastor.
El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla. Nadie
me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de
recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
Una de las imágenes más entrañables que nos ha
dejado de sí mismo el Señor es ésta del Buen Pastor. Y hoy nos la trae
nuevamente el calendario litúrgico en el contexto de las celebraciones de la Pascua.
Desde esa perspectiva, resaltan más estas frases del
evangelio: “El buen Pastor da su vida por
las ovejas. El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla. Nadie me la
quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla:
este es el mandato que recibí de mi Padre”. “Porque no existe bajo el cielo otro Nombre dado a los hombres, por el
cual podamos salvarnos”, argumentará Pedro en la primera lectura. “Esto ha sido hecho por el Señor y es
admirable a nuestros ojos.”, se admira el salmista. El resultado y
consecuencia de todo esto lo exclama Juan en la segunda lectura: “¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos
llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente”.
¿Qué nos querrá decir esta Palabra a nosotros este
día, inmersos además en el período pascual?
Creo que un sendero de aplicación puede ser que,
como hijos de Dios y con la fuerza de la Resurrección,
revisemos cómo son nuestras actitudes de “pastores” respecto a todos aquellos
que, de una u otra manera, dependen de nuestros cuidados: hijos u otros
familiares menores, subordinados laborales, hermanos a los que nos dirigimos en
las catequesis u otras pastorales, y cualquier otra relación en que se dependa
de nosotros. En esos casos, ¿damos “la vida” por nuestras ovejas o actuamos
como el “asalariado”? Y, por otro lado, ¿cómo me comporto con las ovejas de los
otros corrales?
Pese a que normalmente nos desenvolvemos lejos del
ambiente pastoril, a un discípulo del Resucitado le hace mucho sentido también
orar con el salmo 23: “El señor es mi pastor, nada me puede faltar. El me hace descansar en verdes praderas, me
conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el recto
sendero, por amor de su Nombre. Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré
ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza.
Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y
mi copa rebosa. Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y
habitaré en la Casa
del Señor, por muy largo tiempo”.
Paz, Amor y
Alegría para tu día y tu vida.
Miguel.
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