Partir por tratar nosotros mejor a los demás

1 de marzo de 2012

Jueves de la Primera Semana de Cuaresma

Lecturas de hoy:

Ester 4, 12. 14-16. 23-25 / Salmo 137, 1-3. 7c-8 ¡Me respondiste cada vez que te invoqué, Señor!

EVANGELIO

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     7, 7-12

Jesús dijo a sus discípulos:

«Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.

¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!

Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.»

Palabra del Señor.

MEDITACION

La reina Ester, en la primera lectura, “presa de una angustia mortal”, pidió y recibió consuelo del “Señor de todos los que tienen autoridad”; buscó refugio y lo encontró en el “”Rey, el Único”; llamó esperanzada y se le abrió el corazón misericordioso del “Dios de Israel”.

Ya comenzada la Cuaresma, es importante el mensaje de Jesús acerca de la constancia y confianza en la relación con su Padre celestial, en quien, como canta el Salmo, hemos descubierto –si hemos hecho algún camino de fe- a Alguien fiel, que responde cada vez que le invocamos, que lo hace todo por nosotros y cuyo amor es eterno. Porque, como razona el buen maestro, si los “malos” que solemos ser nosotros hacemos cosas buenas, no se puede esperar menos, sino mucho más de Dios, nuestro Padre.

Pero, si hemos puesto atención a las lecturas de estos días, reflejo de lo mejor de las escrituras (“la Ley y los Profetas”, se le llamaba en aquel tiempo), descubriremos que la fe no es para guardársela en un bolsillo escondido: es para manifestarla en actos concretos hacia los demás. Todos deseamos que los otros nos traten de lo mejor. La misión que nos pone Jesús hoy es partir por hacerlo nosotros primero por ellos.

Te damos gracias, Señor, de todo corazón, por el amor con que nos tratas. Danos la capacidad de adorarte en tu santo Templo: el de piedras donde nos reunimos en comunidad y el de carne que es mi hermano, donde también habitas.

Paz, Amor y Alegría para tu día y tu vida.

Miguel.