2 de marzo de 2012
Viernes de la Primera Semana de Cuaresma
Lecturas de hoy:
Ezequiel 18, 21-28 / Salmo 130, 1-8 Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién podrá subsistir?
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 5, 20-26
Jesús dijo a sus discípulos:
«Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos.
Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata, debe ser llevado ante el tribunal. Pero yo les digo que todo aquel que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal. Y todo aquel que lo insulta, merece ser castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, merece la Gehena de fuego.
Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
En este período de conversión que es Cuaresma, las lecturas nos recuerdan que si Dios tuviese en cuenta las culpas, nadie se salvaría (cf. Salmo). Por el contrario, el Señor mismo, por medio del profeta nos alienta con su palabra: “¿Acaso deseo yo la muerte del pecador -oráculo del Señor- y no que se convierta de su mala conducta y viva?”.
Nuestras peores conductas suelen ser las que tenemos con los que nos rodean. Y mientras más cercanos, más posibilidades de crear roces que enmarañan la convivencia, para un lado o para el otro…
Entonces, el desafío que plantea hoy el Señor es que ante todo –antes de orar, ayunar, dar limosna o cualquier otra práctica piadosa- primero reconcíliate con quien tengas algo pendiente o quien sabes que tiene algo contigo. Después vuelve y a Dios le será agradable tu sacrificio.
Sabemos, Señor, que lo que nos pides puede ser difícil, pero no imposible, porque en cada gesto, en cada palabra tú nos acompañas. Nuestra alma en Ti espera, Señor, y confiamos en tu palabra. Sólo impúlsanos y sostennos en nuestros intentos por hacer vida tu mandato. Amén.
Paz, Amor y Alegría para tu día y tu vida.
Miguel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario