En este 4° Domingo durante el año, celebramos la Eucaristía presidida por el padre Julián.
En su homilía nos dijo que los textos proclamados hoy son lo que Jesús quiere que sus discípulos pongamos en práctica en la sociedad que nos toca vivir.
Nos recordó que en el Evangelio (Mateo 5, 1-12) el Señor comienza invitando a ser felices y trabajar por los demás en este mundo que tanto necesita de los dones de Dios. Ante esa tremenda labor, nos viene bien la segunda lectura (1ª. Corintios 1, 26-31) cuando dice: “Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para confundir a los sabios; lo que el mundo tiene por débil, para confundir a los fuertes”, porque así trabaja Él: cuando nos sintamos abrumados por la misión que nos toca, debemos recordar que no buscar súper-nada; busca personas como Ud. Y yo.
Nos contó que el jueves pasado en la Eucaristía de bienvenida a la Zona Sur del nuevo Arzobispo de Santiago, Monseñor Ricardo Ezzati, el Pastor dijo que lo que el mundo necesita hoy no son tantas palabras, ideologías ni razonamientos, sino personas que sepan encarnar la bondad y cercanía de Dios. Nos preguntó, entonces: ¿Quiénes son los encargados de hacer a Dios cercano? Y reafirmó cuando respondimos “Nosotros”, indicando que no es un encargo tan complicado, sólo debemos ser portadores de la bondad, ternura y cercanía de Dios con nosotros.
Enseñó que es muy sintomático que en todo el Evangelio Jesús nombró sólo una vez los mandamientos, porque le parecían obvios: un piso mínimo para que el mundo no sea un infierno. El mensaje para sus seguidores va más allá: son las Bienaventuranzas, en que 8 veces nos llama felices, porque sabe que viviéndolas lo lograremos.
Enfatizó: los Mandamientos son para todos; nuestro distintivo cristiano, nuestro encargo en el mundo de hoy es vivir la misericordia de Dios que se manifiesta en las Bienaventuranzas.
Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío.