31 de diciembre de 2012
Día 7° de la octava de Navidad
Lecturas:
I Juan 2,
18-21 / Salmo 95, 1-2. 11-14 ¡Alégrese
el cielo y exulte la tierra!
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 1, 1-18
Al principio existía la Palabra, y la Palabra
estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la
Palabra y sin ella no se hizo nada de todo lo que existe.
En ella estaba la vida, y la vida era la luz
de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la
percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se
llamaba Juan. Vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos
creyeran por medio de él.
El no era la luz, sino el testigo de la luz. La
Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre.
Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho
por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a los suyos, y los suyos no
la recibieron. Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su
Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios.
Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra
de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por
Dios.
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre
nosotros. Y nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como
Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de Él, al declarar: «Este
es aquel del que yo dije: El que viene después de mí me ha precedido, porque
existía antes que yo.»
De su plenitud, todos nosotros hemos
participado y hemos recibido gracia sobre gracia: porque la Ley fue dada por
medio de Moisés, pero la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
Nadie ha visto jamás a Dios; el que lo ha
revelado es el Dios Hijo único, que está en el seno del Padre.
Palabra del Señor.
MEDITACION
Ahora que «ha llegado la última hora» (1L) de este año civil, miramos
qué había en el Principio: «la Palabra [que]
era Dios… Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra […] La Palabra
era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre […] a
todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de
llegar a ser hijos de Dios» (2). Y escuchamos al salmista cantar: «Alégrese el cielo y exulte la tierra, resuene
el mar y todo lo que hay en él; regocíjese el campo con todos sus frutos, griten
de gozo los árboles del bosque. Griten de gozo delante del Señor, porque Él
viene a gobernar la tierra: Él gobernará al mundo con justicia, y a los pueblos
con su verdad» (Sal).
Es buen momento también para rememorar cómo
comenzamos este año, mirando cuánto y de qué manera el Señor nos acompañó
durante él, estar agradecidos y gritar de gozo por lo bueno que hizo.
Y, como muestra de nuestro
agradecimiento, buscar ser nosotros motivo de alegría para otros, ayudando a
que en el mundo haya justicia y que gobierne la verdad del Señor.
Este podría ser un buen propósito para
vivir el nuevo año y el resto de nuestra vida.
Por nuestras faltas de amor durante este
año, perdón, Señor. Por aquellos que sufren la injusticia y la mentira, te
rogamos, Señor. Por todos los regalos que nos hiciste durante este año que
termina, gracias, Señor.
Disfrutando del regalo
de pertenecer a la familia del Dios de la Paz, el Amor y la Alegría,
Miguel.
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