12 de noviembre de 2012
Lunes de la Trigésima Segunda
Semana Durante el Año
Lecturas:
Tito 1, 1-9
/ Salmo 23, 1-6 Así son los que buscan tu rostro, Señor.
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 17, 1-6
Jesús dijo a sus discípulos:
«Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay
de aquel que los ocasiona! Más le valdría que le ataran al cuello una piedra de
moler y lo precipitaran al mar, antes que escandalizar a uno de estos pequeños.
Por lo tanto, ¡tengan cuidado!
Si tu hermano peca, repréndelo, y si se
arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas
vuelve a ti, diciendo: "Me arrepiento", perdónalo.»
Los Apóstoles dijeron al Señor: «Auméntanos
la fe.»
El respondió: «Si ustedes tuvieran fe del
tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí:
"Arráncate de raíz y plántate en el mar", ella les obedecería.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
¿Cómo debe quien se va a poner a la
cabeza de una comunidad? «tiene que ser
irreprochable. No debe ser arrogante, ni colérico, ni bebedor, ni pendenciero,
ni ávido de ganancias deshonestas, sino hospitalario, amigo de hacer el bien,
moderado, justo, piadoso, dueño de sí. También debe estar firmemente adherido a
la enseñanza cierta, la que está conforme a la norma de la fe, para ser capaz
de exhortar en la sana doctrina y refutar a los que la contradicen» (1L). «El que tiene las manos limpias y
puro el corazón; el que no rinde culto a los ídolos. El recibirá la bendición
del Señor, la recompensa de Dios, su Salvador. Así son los que buscan al Señor»
(Sal).
Y una prevención más: «Es inevitable que haya escándalos,
pero ¡ay de aquel que los ocasiona! Más le valdría que le ataran al cuello una
piedra de moler y lo precipitaran al mar, antes que escandalizar a uno de estos
pequeños. Por lo tanto, ¡tengan cuidado!».
Uf. Casi da miedo pretender encabezar
comunidades.
Propongo tener presente, entonces, dos
criterios para nosotros. Primero, recordar que esto también «para los hombres
es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible» (Mc 10,27), por lo que no debemos dejar nunca de orar por quienes asumen el
servicio de encabezarnos, pidiéndole que reciban la fortaleza y sabiduría
necesarias para esta labor.
Pero, en segundo lugar, si repasamos los
“requisitos”, salvo alguno puntual, es lo mismo que se puede pedir de cualquier
seguidor del Señor, por lo que tengamos misericordia del hermano o hermana que
ha sido puesto a la cabeza de nuestra comunidad, y prestémosle todo el apoyo
del que seamos capaces, ya que sabemos que tiene las mismas dificultades que
experimentaríamos nosotros en su lugar.
Como a los apóstoles, también a nosotros
«auméntanos la fe», Señor, para arrancar de raíz la
maledicencia y todas esas prácticas tradicionales en otras agrupaciones, con
respecto a las autoridades, para que podamos vernos como una comunidad de
hermanos, como es tu voluntad. Así sea.
Entregando de
nuestras carencias toda la Paz, Amor y Alegría que requieran los hermanos,
Miguel.
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