Pertenecemos a la Parroquia Santo Cura de Ars, atendida pastoralmente por la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (Dehonianos).

Nos ubicas en Pirámide 565, paradero 11 ½ de Santa Rosa. Comuna de San Miguel, Santiago de Chile.
Nuestras actividades se despliegan durante la semana; nuestra celebración dominical es a las 10:15. Bienvenid@s.





ATENCIÓN

A contar del 1 de Enero de 2013 las Meditaciones diarias del evangelio se encuentran en: http://pazamoryalegria.blogspot.com/

viernes, 30 de noviembre de 2012

El bello desafío de reflejar el amor del Padre



30 de noviembre de 2012
San Andrés apóstol

Lecturas:
Romanos 10, 9-18 / Salmo 18, 2-5 Resuena su eco por toda la tierra.

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo     4, 18-22
    Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. Entonces les dijo: «Síganme, y yo los haré pescadores de hombres».
    Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.
    Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca de Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.
    Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.
Palabra del Señor.

MEDITACION
La fiesta de un Apóstol, como este día la de Andrés, es una invitación a mirar nuestra propia vocación de bautizados, discípulos y misioneros del Señor Jesús y preguntarnos qué tan fieles hemos sido a ella.
«"Todo el que invoque el Nombre del Señor se salvará". Pero, ¿cómo invocarlo sin creer en Él? ¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de Él? ¿Y cómo oír hablar de Él, si nadie lo predica?» (1L). Ese es el bello desafío que contiene el envío que alguna vez recibimos cuando, de diferentes formas y para distintos tipos de vida (no es sólo para religiosos), escuchamos: «Síganme, y yo los haré pescadores de hombres»
Es que cuando nuestra vida refleja el amor del Padre, manifestado en amor y servicio, especialmente hacia los más pequeños de la sociedad, «sin hablar, sin pronunciar palabras, sin que se escuche su voz, resuena su eco por toda la tierra» (Sal).

Así como «el cielo proclama la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos», refuerza nuestro empuje, Señor, para que nuestro actuar sea también reflejo de ese amor que tienes por nuestra humanidad. Así sea.

Que nuestras obras alaben al Rey de Paz, Amor y Alegría,
Miguel.

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