PREPAREMOS
EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
5 de agosto de 2012
Décimo Octavo Domingo Durante el
Año
Lecturas
de hoy:
Éxodo 16,
2-4. 12-15 / Salmo 77, 3-4. 23-25. 54 El Señor les dio como alimento un trigo celestial. / Efesios 4,
17. 20-24
EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según
san Juan 6, 24-35
Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús
y sus discípulos no estaban allí, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaún en
busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron: «Maestro,
¿cuándo llegaste?»
Jesús les respondió: «Les aseguro que ustedes
me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse. Trabajen,
no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará
el Hijo del hombre; porque es él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello».
Ellos le preguntaron: «¿Qué debemos hacer
para realizar las obras de Dios?»
Jesús les respondió: «La obra de Dios es que
ustedes crean en aquel que él ha enviado».
Y volvieron a preguntarle: «¿Qué signos haces
para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron
el maná en el desierto, como dice la Escritura : "Les dio de comer el pan bajado
del cielo"»
Jesús respondió: «Les aseguro que no es
Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del
cielo; porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo».
Ellos le dijeron: «Señor, danos siempre de
ese pan».
Jesús les respondió: «Yo soy el pan de Vida.
El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed».
Palabra del Señor.
MEDITACION
Continúa la catequesis eucarística de Jesús,
aprovechando las circunstancias que se producen después de la multiplicación de
los panes, al ver que lo «buscan, no
porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse» igual como
había sucedido al pueblo errante en el desierto, liberado de la esclavitud, al
que se «les dio comida hasta saciarlos»
(Sal), «entonces
Moisés les explicó: “Este es el pan que el Señor les ha dado como alimento”»
(1L).
El Maestro va un poco más allá en la explicación al
decir que «mi Padre les da el verdadero
pan del cielo; porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al
mundo». Cuando la gente, demostrando no entender en profundidad, le pide: «Señor, danos siempre de ese pan», Jesús
avanza un paso más al responderles: «Yo
soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí
jamás tendrá sed».
El maná, efectivamente, era “pan del cielo”, pero de
una forma asombrosamente más fecunda de lo que eran capaces de percibir, al ser
símbolo del que ahora se presenta, más apropiadamente de esa manera: Jesús
mismo.
Nosotros también podemos extraviarnos en esto y ver
sólo un pan común en ese humilde elemento que esconde al Señor de la Vida. Inmenso
misterio que hay que digerir lentamente (literal y figurativamente).
Como tus contemporáneos, también te decimos: «Señor,
danos siempre de ese pan». Pero esperamos entender mejor el misterio profundo
que hay en esa intención: recibirte en nuestra vida. Y esperamos también asumir
las consecuencias que esto trae: trabajar por el alimento que permanece hasta
la Vida eterna, haciendo de nuestra vida un servicio humilde a todo aquel que
esté hambriento de verdad y sediento de justicia. Así sea.
Alimentados del
pan de la Paz , el
Amor y la Alegría ,
Miguel.
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