Pertenecemos a la Parroquia Santo Cura de Ars, atendida pastoralmente por la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (Dehonianos).

Nos ubicas en Pirámide 565, paradero 11 ½ de Santa Rosa. Comuna de San Miguel, Santiago de Chile.
Nuestras actividades se despliegan durante la semana; nuestra celebración dominical es a las 10:15. Bienvenid@s.





ATENCIÓN

A contar del 1 de Enero de 2013 las Meditaciones diarias del evangelio se encuentran en: http://pazamoryalegria.blogspot.com/

jueves, 14 de junio de 2012

La mejor forma de comprender el Dios en que creía Jesús


PREPAREMOS EL PRÓXIMO DÍA DEL SEÑOR
17 de junio de 2012
Undécimo Domingo Durante el Año

Lecturas de hoy:
Ezequiel 17, 22-24 / Salmo  91, 2-3. 13-16 Es bueno darte gracias, Señor. / II Corintios 5, 6-10

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos     4, 26-34
Jesús decía a la multitud:
«El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra: sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga. Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha».
También decía: «¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra, pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra».
Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender. No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo.
Palabra del Señor.

MEDITACION
La mejor forma de comprender el Dios en que creía Jesús es tratar de comprender el Reino y su relación con él. Es que es su preocupación y su ocupación favorita; su causa: comienza su predicación anunciándolo (Mt 4,17), es una de las primeras peticiones cuando les enseña a orar (Mt 6,10), es lo que deben anunciar sus discípulos (Mt 10,7) y es la herencia para los que, en el Juicio Final son considerados fieles (Mt 25,34-36), entre tantos otros ejemplos.
Por todo lo anterior, se emplea al máximo para hacer atisbar algo de la amplia gama de matices y las múltiples maravillas que ha descubierto acerca de esa realidad misteriosa que es el Reino de su Padre, quien advierte: « Yo, el Señor, humillo al árbol elevado y exalto al árbol humillado » (1L), por lo que, como buen Hijo, asume esa preferencia por los humildes, simplificando el lenguaje, usando imágenes cotidianas, por eso « No les hablaba sino en parábolas »
Dos características resalta hoy sobre ese Reino:
A) Su gradualidad. El Reino se va desarrollando entre nosotros, silenciosamente, pero crece, aunque no tengamos conciencia de cómo ni cuánto. Es decir, hay que trabajar por él sin pretender ir viendo los resultados permanentemente, sólo esperar al « tiempo de la cosecha », cuando todos deberemos « comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba, de acuerdo con sus obras buenas o malas, lo que mereció durante su vida mortal » (2L).

B) Su potencia. El Reino puede parecer pequeño y hasta débil, pero como es germen del poder de Dios, crecerá inevitable e inconmensurablemente. Como el cristianismo, que nació de la derrota completa de su líder en la cruz, pero que igual que el grano que muere para dar fruto, logró que los Once asustados del comienzo llegaran a ser un gran árbol de millares de millones.
Por esto y para esto trabajó Jesús toda su vida mortal.
Por esto y para esto somos llamados a trabajar también nosotros.

Es bueno darte gracias, Señor, que haces secar el árbol verde y reverdecer al árbol seco, porque con tu guía en la búsqueda fiel del Reino y tu justicia, nos mantienes como árbol fresco y frondoso, para proclamar qué justo eres y esperar que todas las demás preocupaciones del día a día se nos den por añadidura, merced a tu providencia divina.

Trabajando para que germinen las semillas de Paz, Amor y Alegría del Reino,
Miguel.

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