PREPAREMOS EL PRÓXIMO
DÍA DEL SEÑOR
17 de junio de 2012
Undécimo Domingo Durante el Año
Lecturas de
hoy:
Ezequiel 17, 22-24 / Salmo 91, 2-3. 13-16 Es bueno darte gracias, Señor. / II Corintios 5, 6-10
EVANGELIO
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 4,
26-34
Jesús decía a la multitud:
«El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en
la tierra: sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y
va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra por sí misma produce primero un
tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga. Cuando el fruto
está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la
cosecha».
También decía: «¿Con qué podríamos comparar el Reino de
Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo? Se parece a un grano de
mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la
tierra, pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las
hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a
su sombra».
Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en
que ellos podían comprender. No les hablaba sino en parábolas, pero a sus
propios discípulos, en privado, les explicaba todo.
Palabra del Señor.
MEDITACION
La mejor forma de comprender el Dios en que creía Jesús es
tratar de comprender el Reino y su relación con él. Es que es su preocupación y
su ocupación favorita; su causa: comienza su predicación anunciándolo (Mt
4,17), es una de las primeras peticiones cuando les enseña a orar (Mt 6,10), es
lo que deben anunciar sus discípulos (Mt 10,7) y es la herencia para los que,
en el Juicio Final son considerados fieles (Mt 25,34-36), entre tantos otros
ejemplos.
Por todo lo anterior, se emplea al máximo para hacer atisbar
algo de la amplia gama de matices y las múltiples maravillas que ha descubierto
acerca de esa realidad misteriosa que es el Reino de su Padre, quien advierte:
« Yo, el Señor, humillo al árbol elevado y exalto al árbol humillado » (1L),
por lo que, como buen Hijo, asume esa preferencia por los humildes,
simplificando el lenguaje, usando imágenes cotidianas, por eso « No les hablaba
sino en parábolas »
Dos características resalta hoy sobre ese Reino:
A) Su gradualidad. El Reino se va desarrollando entre
nosotros, silenciosamente, pero crece, aunque no tengamos conciencia de cómo ni
cuánto. Es decir, hay que trabajar por él sin pretender ir viendo los
resultados permanentemente, sólo esperar al « tiempo de la cosecha », cuando
todos deberemos « comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno
reciba, de acuerdo con sus obras buenas o malas, lo que mereció durante su vida
mortal » (2L).
B) Su potencia. El Reino puede
parecer pequeño y hasta débil, pero como es germen del poder de Dios, crecerá
inevitable e inconmensurablemente. Como el cristianismo, que nació de la
derrota completa de su líder en la cruz, pero que igual que el grano que muere
para dar fruto, logró que los Once asustados del comienzo llegaran a ser un
gran árbol de millares de millones.
Por esto y para esto trabajó Jesús toda su vida mortal.
Por esto y para esto somos llamados a trabajar también
nosotros.
Es bueno darte gracias, Señor, que haces secar el árbol
verde y reverdecer al árbol seco, porque con tu guía en la búsqueda fiel del
Reino y tu justicia, nos mantienes como árbol fresco y frondoso, para proclamar
qué justo eres y esperar que todas las demás preocupaciones del día a día se
nos den por añadidura, merced a tu providencia divina.
Trabajando para
que germinen las semillas de Paz, Amor y Alegría del Reino,
Miguel.
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