16 de junio de 2012
Sábado de la Décima Semana
Durante el Año
Lecturas de
hoy:
I Reyes 19, 19-21 / Salmo 15, 1-2. 5. 7-10 Señor, tú eres la parte de mi herencia.
EVANGELIO
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 5,
33-37
Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: No
jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor. Pero yo les
digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios;
ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es
la Ciudad del
gran Rey. No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco
o negro uno solo de tus cabellos.
Cuando ustedes digan «sí», que sea sí, y cuando digan «no»,
que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.
Palabra del Señor.
MEDITACION
« Cuando ustedes digan “sí”, que sea sí, y cuando digan
“no”, que sea no.». Una frase tan aparentemente simple, por lo obvia,
sabemos bien que es profética, en su sentido de denuncia de una situación
anómala: por motivos que tal vez la sicología podría explicar mejor, el respeto
por la propia palabra no es norma entre nosotros.
« Bendeciré al Señor que me aconseja, ¡hasta de noche
me instruye mi conciencia! Tengo siempre presente al Señor: él está a mi lado,
nunca vacilaré. Por eso mi corazón se alegra, se regocijan mis entrañas y todo
mi ser descansa seguro » (Sal). Es que, cuando el Señor es quien instruye la
conciencia, no “el Maligno”, evidentemente no sólo no se jura falsamente, como
exige el mandamiento, sino que la propia palabra vale más que un contrato legalmente
firmado.
De pronto buscamos transformar en grandes acciones el
seguimiento de Jesús, lo que está bien, por cierto, pero no hay que olvidar las
aparentes pequeñas cosas: una de ellas es esta. Y, por Dios, ¡qué impresión
causa una persona que es fiel a su palabra!. Por lo que eso puede ser un
testimonio evangélico que arrastre tanto o más que un misionero en la África
hambrienta.
Limpia nuestro corazón, Señor, para que se purifiquen
nuestras intenciones de la manera que nuestra lengua transmita la verdad
completa, valiente y leal, siempre. Como debiese esperarse de un hijo o una
hija tuyos.
Paz, Amor y
Alegría alimentados por su entrega total,
Miguel.
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