18 de mayo de 2012
Viernes de la Sexta Semana de
Pascua
Lecturas de
hoy:
Hechos 18, 9-18 / Salmo 46, 2-7 Dios es el Rey de toda la tierra.
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Juan 16,
20-23
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
«Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar;
el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se
convertirá en gozo.
La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le
llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría
que siente al ver que ha venido un hombre al mundo.
También ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a
ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar. Aquel día no me harán
más preguntas.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
El Señor es constante en el mensaje a todo aquel
llamado a realizar su aporte para que se haga su voluntad “en la tierra como en
el cielo” (cf. Mt 6, 10; Mt 26, 42): “No temas, porque yo estoy contigo, no te inquietes, porque yo soy tu
Dios; yo te fortalezco y te ayudo, yo te sostengo con mi mano victoriosa” (Is 41, 10; Salmo 138, 2-3; cf. Mt 11, 28).
El Señor, el
Altísimo, como lo llama el Salmo, se lo dice a Zacarías en
el anuncio del Precursor (Lc 1, 13); a María en la
Anunciación del Señor (Lc 1, 30); a José para que acogiera a la virgen
embarazada (Mt 1, 20); a Pedro, cuando le informa su vocación (Lc 5, 10); a las mujeres enviadas por el Ángel a
proclamar al Resucitado (Mc 16, 5-7); al Vidente para encomendarle escribir sus Revelaciones sobre los
tiempos finales (Apoc 1, 17-19).
Y le dice a Pablo en la primera lectura de hoy: «No temas. Sigue predicando y no te calles. Yo estoy
contigo», para animarlo ante las dificultades que son
inherentes al apostolado fiel (cf. Jn 15,
20; 2 Tim 3, 12).
¿Se te ha presentado algún nuevo desafío en tu vida
de fe? ¿Estás pasando por algún momento de angustia, de pesar, de desánimo? Si
es así, pon atención a lo que vendrá a continuación. Si no es así, da gracias
al Señor, sin embargo, para cuando inevitablemente te ocurra aquello, ten
presente las palabras que el Señor te dirige en el evangelio, porque no hay
proyecto que valga la pena que no conlleve una pena. Pero, así como las mujeres
sufren y padecen molestias variadas largo tiempo durante el embarazo, cuando ve
el resultado de esto “se olvida de su
dolor, por la alegría que siente” y
esa será “una alegría que nadie
les podrá quitar”. Cuentas con la Palabra de Dios.
Aclamemos al Señor con gritos de alegría,
posteriores a los gritos de dolor del parto, porque nos hace sentir
permanentemente su compañía antes, para prepararnos, durante para
sobrellevarlas y después para valorar la superación de las dificultades.
Viviendo el gozo
perfecto del Señor de la Paz,
el Amor y la Alegría,
Miguel.
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