17 de mayo de 2012
Jueves de la Sexta Semana de
Pascua
Lecturas de
hoy:
Hechos 18, 1-8 / Salmo 97, 1-4 El Señor reveló su victoria a los ojos de las naciones.
EVANGELIO
+ Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo según san Juan 16,
16-20
Jesús dijo a sus discípulos:
«Dentro de poco, ya no me verán, y poco después, me volverán
a ver.» Entonces algunos de sus discípulos comentaban entre sí: «¿Qué significa
esto que nos dice: "Dentro de poco ya no me verán, y poco después, me
volverán a ver"? ¿Y qué significa: "Yo me voy al Padre"?»
Decían: «¿Qué es este poco de tiempo? No entendemos lo que quiere decir.»
Jesús se dio cuenta de que deseaban interrogarlo y les dijo:
«Ustedes se preguntan entre sí qué significan mis palabras: "Dentro de
poco, ya no me verán, y poco después, me volverán a ver".
Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el
mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se
convertirá en gozo.»
Palabra del Señor.
MEDITACION
La Iglesia de los comienzos guardaba en su corazón palabras como "Dentro de poco, ya no me verán, y poco después,
me volverán a ver", por eso muchos esperaban que Jesús volviese pronto.
Los más lúcidos, por su lado, comprendieron que no hay que
quedarse “mirando al cielo” (cf. Hch 1, 11), o pretender eternizar el misticismo agradable (cf. Mt 17, 4). Es decir,
la espera de la segunda venida (cf. Tit 2, 13; 1 Cor 15, 22-23) no debía realizarse pasivamente, sino ejecutivamente, realizando la misión que
Él ha encomendado a cada bautizado (decía Juan Pablo II en Christifideles Laici
Nº 13 acerca de esto: «Con esta "unción" espiritual, el cristiano
puede, a su modo, repetir las palabras de Jesús: "El Espíritu del Señor
está sobre mí; por lo cual me ha ungido para evangelizar a los pobres, me ha
enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a
poner en libertad a los oprimidos, y a proclamar el año de gracia del
Señor" (Lc
4,18-19; ver Is 61,1-2). De esta manera, mediante la efusión bautismal y
crismal, el bautizado participa en la misma misión de Jesús el Cristo, el
Mesías Salvador».
Un modelo de esto lo tenemos en Pablo, quien “proclama la Palabra de Dios, insiste
con ocasión o sin ella, arguye, reprende, exhorta, con paciencia incansable y
con afán de enseñar” (2
Tim 4, 2). De esa
manera, nos cuenta la primera lectura que muchos “que habían escuchado a Pablo, abrazaron la fe y se hicieron bautizar”.
Gracias a quienes se toman en serio su bautismo, como el
apóstol, “El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones”, como canta el Salmo y se
cumple que la “tristeza se convertirá en
gozo”, el Reino se hace presente (cf. Mc. 1, 15) y el mundo tiene vida en
abundancia (cf. Jn
10,10), como profetizó y quiso el Señor, de quien pretendemos ser
sus discípulos. Esa es nuestra tarea de hoy y de siempre.
Señor, renueva la fuerza de tu Espíritu sobre
nosotros, para remover nuestras comodidades e impulsarnos a hacer el aporte que
sabes que somos capaces a la causa de tu Reino. Que encontremos en nuestro
bautismo la potencia para proclamar la Palabra de salvación. Ven, Señor Jesús.
Viviendo el gozo
perfecto del Señor de la Paz,
el Amor y la Alegría,
Miguel.
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