Pertenecemos a la Parroquia Santo Cura de Ars, atendida pastoralmente por la Congregación de los Sacerdotes del Sagrado Corazón de Jesús (Dehonianos).

Nos ubicas en Pirámide 565, paradero 11 ½ de Santa Rosa. Comuna de San Miguel, Santiago de Chile.
Nuestras actividades se despliegan durante la semana; nuestra celebración dominical es a las 10:15. Bienvenid@s.





ATENCIÓN

A contar del 1 de Enero de 2013 las Meditaciones diarias del evangelio se encuentran en: http://pazamoryalegria.blogspot.com/

jueves, 31 de mayo de 2012

Aprendiendo de María, como hizo Jesús, a celebrar la alegría de servir


31 de mayo de 2012
La Visitación de Santa María Virgen

Lecturas de hoy:
Sofonías 3, 14-18 / Salmo  Is 12, 2-6 El Señor es mi fuerza y mi protección

EVANGELIO
+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas     1, 39-56
En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá.
Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno.
Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".
María dijo entonces:
"Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador,
porque él miró con bondad la pequeñez de su servidora.
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz,
porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas:
¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón.
Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y de su descendencia para siempre".
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
Palabra del Señor.

MEDITACION
Al  recordar que ayer Jesús decía de sí mismo que « no vino para ser servido, sino para servir » (Mc 10,45), uno se pregunta cuánto de su enseñanza proviene del ejemplo que vio y aprendió de su madre. Porque la fiesta que celebramos hoy es la visita de María a su prima Isabel, embarazada en su ancianidad, como le fue informado por el Ángel, en el mismo momento en que le anunció que sería madre del “esperado de los tiempos”. Es la fiesta de la « la servidora del Señor » (cf. Lc 1, 38) que se hace servidora de todo aquel que la necesita, como en este caso en que no se desalentó por la distancia (unos 150 km, alrededor de 5 días, con el último tramo en subida a las montañas de Ain Karim), ni por su nuevo estado, ni por las dificultades que acarrea un viaje improvisado, sabiendo que su prima necesitaría ayuda en su situación. O, como lo hará después, en las bodas de Caná, cuando pide a su hijo que auxilie a unos novios que se quedan sin un elemento importante para la celebración, como es el vino.
Nuestra Premio Nobel, Gabriela Mistral ensalza en un bello poema “La Alegría de Servir”, donde, entre otras cosas, dice: “Hay la alegría de ser sano y la de ser justo. / Pero hay, sobre todo, la hermosa, / La inmensa tarea de servir. / El servir no es faena de seres inferiores. / Dios, que da el fruto y la luz, sirve. / Y tiene fijos los ojos en nuestras manos / Y nos pregunta cada día: / ¿Serviste Hoy?”
Esa misma alegría nos traen los textos de hoy: « Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno », « ¡Alégrate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén! » (1L), « sacarán agua con alegría de las fuentes de la salvación » (Sal) y por sobre todo, el alegre himno al servicio amoroso de Dios hacia la humanidad que es El Magnificat, pronunciado por nuestra Madre del Cielo y que cualquiera de nosotros podría hacer propio, si miramos hacia atrás nuestra vida.

¡Cómo no podríamos también nosotros, Señor, estremecernos de gozo porque somos testigos de tus dones cotidianos, cómo has hecho en nosotros grandes cosas!
Queremos inspirarnos en tu madre para responderte con servicio, amor, solidaridad y fraternidad hacia nuestros hermanos, tus hijos, cuánto providencialmente hemos recibido, seguimos recibiendo y, por tu misericordia seguiremos recibiendo de Ti. Amén

Con el impulso del Espíritu Santo, manifestación de la Paz, el Amor y la Alegría,
Miguel.

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