Quinto Domingo Cuaresma
10 de abril de 2011
Ciclo A
VERSÍCULO ANTES DEL EVANGELIO Jn 11, 25a.26
Dice el Señor: Yo soy la Resurrección y la Vida.
El que cree en mí no morirá jamás.
Evangelio 11, 1-7. 20-27. 33b-45
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Las hermanas de Lázaro enviaron a decir a Jesús: «Señor, el que tú amas, está enfermo.» Al oír esto, Jesús dijo: «Esta enfermedad no es mortal; es para gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.» Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro. Sin embargo, cuando oyó que éste se encontraba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. Después dijo a sus discípulos: «Volvamos a Judea.» Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa. Marta dijo a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas.» Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará.» Marta le respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día.» Jesús le dijo: «Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?» Ella le respondió: «Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo.» Jesús, conmovido y turbado, preguntó: «¿Dónde lo pusieron?» Le respondieron: «Ven, Señor, y lo verás.» Y Jesús lloró. Los judíos dijeron: «¡Cómo lo amaba!» Pero algunos decían: «Este que abrió los ojos del ciego de nacimiento, ¿no podía impedir que Lázaro muriera?» Jesús, conmoviéndose nuevamente, llegó al sepulcro, que era una cueva con una piedra encima, y dijo: «Quiten la piedra.» Marta, la hermana del difunto, le respondió: «Señor, huele mal; ya hace cuatro días que está muerto.» Jesús le dijo: «¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?» Entonces quitaron la piedra, y Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: «Padre, te doy gracias porque me oíste. Yo sé que siempre me oyes, pero lo he dicho por esta gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado.» Después de decir esto, gritó con voz fuerte: «¡Lázaro, ven afuera!» El muerto salió con los pies y las manos atados con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: «Desátenlo para que pueda caminar.» Al ver lo que hizo Jesús, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en él.
Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.
También se proclamarán los siguentes textos:
Primera Lectura Ezequiel 37, 12-14
Salmo Sal 129, 1-2. 3-4. 5-6a y c y 7a. 7b-8 (R.: 7 En el Señor se encuentra la misericordia.)
Segunda Lectura Romanos 8, 8-11
(Dibujo: Cerezo Barredo)
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