El domingo 29° del año litúrgico, lo celebramos con la eucaristía presidida por el padre Julián.
Recordándonos el evangelio del día (Mateo 22,15-21), nos explicó que la combinación de fariseos y herodianos era bastante rara, debido a que entre ellos eran adversarios políticos y religiosos. Además nos indicó que la preocupación manifestada en la pregunta que se le hace es legítima, no así la intención, ya que si respondía “sí” quedaba mal con la mayoría que odiaba a los romanos; en caso contrario, podía ser denunciado como subversivo.
Pero Jesús no se deja engañar y lleva el discurso a otro nivel: si aprovechan la moneda del César, cumplan con los deberes que eso conlleva. Pero no olviden dar a Dios lo que le corresponde.
Entonces, el padre nos llamó a recordar que como familia de Dios, si nos damos cuenta que las leyes del “César” son injustas, debemos seguir la ley de Dios, porque hay situaciones legales que ofenden la dignidad humana. Lo del “César” es relativo; lo de Dios nunca lo es, sentenció. Insistiendo: la persona humana no puede relativizarse. Usó como ejemplo las marchas que se dieron en muchos países el día anterior, las que calificó como en contra de leyes perfectamente legales, pero inhumanas.
Luego nos recordó que la moneda del relato evangélico llevaba la imagen del César, pero nosotros llevamos la imagen y semejanza de Dios grabada en nuestro ser. Por lo que, señaló, nuestra tarea fundamental es dar a Dios lo que es de Dios y después ver si las normativas del mundo (las leyes del mercado, lo que todos hacen, etc.) se ajusta a esa prioridad.
Terminando, nos invitó a pedir a Dios poder discernir bien, para ver la imagen de Dios grabada en la persona y fomentar que esa imagen sea cada vez más nítida y resplandeciente.
Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío.
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