Este 1er Domingo de Cuaresma, nuestra celebración litúrgica fue presidida por el ministro José (Pepe) Irigoyen.
Al momento de comentar la Palabra hizo notar el “hermanamiento” entre las lecturas: la 1ª. (Génesis 2, 7-9; 3, 1-7) contando la tentación de Adán que come el fruto del bien y el mal; el Salmo (50, 3-4. 5-6a. 12-13. 14 y 17) con diversas peticiones de conversión y arrepentimiento y en el Evangelio (Mt 4, 1-11) se refleja lo que enseña el Apóstol en la 2ª. Lectura (Romanos 5, 12. 17-19), acerca del hombre que al pecar nos arrastró a todos y el que con su muerte nos redime y gana el cielo para todos nosotros.
¿Cómo nos lavamos de la culpa?, preguntó. Y se respondió: “bautizándonos”, que es como se borra aquél pecado original, pero después de eso debemos continuar convirtiéndonos.
A continuación dedicó el tiempo a hacer una catequesis sobre Cuaresma, tiempo de meditación, penitencia y conversión: dura 40 días como el tiempo que estuvo Jesús en el desierto. Puede dividirse en 3 etapas: a) I y II Domingo orientados a la penitencia y la conversión; b) III, IV y V Domingo, dedicados a resaltar los Sacramentos de Iniciación a la Vida Cristiana (Bautismo, Confirmación y Eucaristía); y c) Domingo de Ramos, que es la meditación de la inmediata Semana Santa como preparación al Triduo Pascual (3 días de la Pasión , Muerte y Resurrección de Nuestro Señor).
Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío.
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