Que Dios nos ilumine para ser buenas personas

El 5° Domingo durante el año, nuestra Liturgia la presidió el hermano ministro Dionisio.

Al preguntar a la Asamblea qué mensaje recibieron del Señor en el Evangelio (Mateo 5,13-16), una hermana dijo sentir la pregunta sobre cómo nos hemos portado con los hermanos; otra sintió que es un llamado a darse cuenta que a veces no somos buena sal; y una última, basada en la primera lectura (Isaías 58,7-10) dijo que la forma es preocupándose de los demás, porque “las palabras convencen, pero los hechos hablan por sí solos”.

Después el ministro dijo que estamos invitados a ser luz, pero buena luz, recalcó. Y dijo que, como cada vez que le tocaba el comentario de la Liturgia de la Palabra, insistiría en que todos, no sólo los que dan la cara en el altar, podemos hacer algo por los demás: ser luz para los que están en tinieblas, los que no pueden ver lo que el Señor nos ofrece, ya que es tarea de todos, remató, dar, acoger y ayudar.

También nos exhortó a pedir a Dios que nos ilumine, porque la sal en abundancia así como la escasez de ella dan mal sabor, para que así seamos buenos cristianos; que nos ilumine para ser buenos discípulos, sobre todo en estos tiempos en que “corremos” de un lado para otro, que alumbre nuestro camino para que podamos corregir nuestros errores.

Terminó reflexionando que, aprovechando que nos encontramos en la casa de Dios, tenemos la oportunidad de pedirle iluminación para ser buenas personas y que nos guíe en nuestro caminar.

Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío.